Por Anulfo Mateo Pérez
Aunque las provincias fronterizas se cuentan entre las más vapuleadas por los polítiqueros, este sistema político pervertido permite la manipulación generalizada, contaminando la pureza del sufragio, impidiendo el voto democrático y la libertad del elector, lo que reduce el proceso a una gran farsa.
Prueba al canto de lo anterior, es lo afirmado por la presidenta del Senado de que la oposición no tiene dinero ni fórmulas para poder disminuir los niveles de aceptación del presidente Danilo Medina.
De manera, que conforme a lo expresado por la senadora Cristina Lizardo, lo que cuenta en lo electoral no son las propuestas programáticas ni el perfil de las candidaturas, sino el dinero de que se disponga.
Los recursos usados en la actividad política, sobre todo el sector oficial, proviene del erario, lo que le permite avasallar a sus opositores; por eso se niega a la aprobación de la ley de partidos políticos.
La disponibilidad de recursos económicos ilimitados les permite a los que controlan el Estado el tráfico de influencia, soborno, chantaje y monopolio de los medios de comunicación para derrotar a sus adversarios.
Usan los cargos públicos para hacer proselitismo; ponen en marcha todas las maquinaciones del clientelismo, manipulando al elector, que a cambio del voto o su abstención recibe sus favores y prebendas.
La manipulación política, en un sistema electoral excluyente, la corrupción electoral es la constante, frustrando la voluntad mayoritaria de los sufragantes, lo que conduce a una crisis de legitimidad del sistema.
Por lo visto, grandes esfuerzos tendrá que hacer la oposición para vencer la reelección de Danilo Medina; uniendo sus fuerzas, educando, alertando y organizando al elector para reducir la manipulación oficial.
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