Por Teófilo Quico Tabar
Don Cesar Caamaño Medina era nuestro vecino, en la calle Arzobispo Portes – El Número. Era padre de Cesar, Álvaro, Celeste y Margot Caamaño, y hermano mayor del Gral. Fausto Caamaño, padre del Cor. Francis Caamaño.
Cesar, el papá de Claudio, Fellita, Daisy y Cuqui vivía en la calle José Gabriel García, a una esquina de nuestra casa. Fellita vivía a dos casas en la calle El Número, y Álvaro Caamaño el padre de Barín, vivía a una esquina en Las Carreras. O sea, todos en el vecindario y con buenas relaciones.
Luego de firmado el Pacto de Río Piedras en Puerto Rico entre el Presidente Bosch y Martínez Francisco por el PRD, y Antonio Rosario y Caonabo Javier Castillo por el desaparecido PRSC, se iniciaron reuniones conspirativas entre los dirigentes de ambos partidos, y una de las primeras tareas fue la de contactar militares de todas las ramas y rangos con los cuales existieran relaciones de amistad, a fin de incorporarlos o conocer su opinión acerca de lo que acontecía en le país y estimular el descontento por los atropellos que se cometían durante el gobierno golpista del Triunvirato.
Por la parte socialcristiana, Antonio Rosario estaba vinculado con la familia De La Maza, Caonabo Javier Castillo tenía gran amistad con la familia del Coronel Fernández Domínguez y había laborado en la Torre de Control, Cesar Estrella ligado al 30 de Mayo, así como otros dirigentes con algunos contactos militares, nos reuníamos e informábamos lo que pudiera ser de interés.
En una ocasión, Alberto Guzmán, quien murió a corta edad en el aeropuerto de Medellín mientras asistía a un congreso de vivienda, habló de su amistad con el teniente de la policía Claudio Caamaño, a quien había conocido en Moca cuando don Cesar era Capitán del Ejército en dicha ciudad. Uno de los asistentes a dicha reunión dijo que había que buscar contactos con militares de mayor rango, pero Alberto, y yo que lo conocía, manifestamos que Claudio era miembro de una familia de gran arraigo militar y confiable.
Claudio visitaba con frecuencia la casa de su abuelo, nuestro vecino, y ofrecía algunas informaciones, pero en varias ocasiones me invitó a visitar a Alberto que vivía en una pensión en la calle Bolívar esquina Uruguay, donde ahora está el PQD, y en una habitación con mucha discreción, nos ofrecía informaciones de cosas que ocurrían en la policía. También informó que en cualquier momento se armaba un lío porque no se respetaban los escalafones y estaban haciendo negocios millonarios.
Existen documentos en que figuran miembros de organismos castrenses con los que teníamos algún tipo de contacto. No porque se hubiesen incorporado necesariamente al movimiento, sino porque a través de ellos o de sus familiares se podían obtener informaciones de los malestares internos en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Claudio Caamaño no solo tenía conocimiento pleno de que había un movimiento Constitucionalista, sino que sirvió de puente con el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien término siendo el Presidente.
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