Por Claudio Acosta
Mientras el presidente de la JCE, Roberto Rosario, defiende con una obstinación muy próxima a la irracionalidad el invento del escrutinio electrónico, a tal punto que culpa de la muerte de seis personas el día de las votaciones a la lentitud del conteo manual que le exigieron aplicar los partidos de oposición, el jefe de la misión de observadores de la OEA, el ex-presidente argentino Andrés Pastrana, se pregunta qué hubiera pasado si ese conteo no se hubiera aprobado.
En su informe los observadores señalan que la “principal fragilidad de la jornada” del pasado domingo estuvo en el uso de los equipos técnicos, es decir en la famosa automatización a la que nos arrastró contra viento y marea el presidente de la JCE.
“En numerosos recintos faltaron equipos, no llegaron los auxiliares técnicos, o tuvieron problemas de conectividad y funcionamiento las máquinas de control biométrico y de cómputo automatizado”.
Sin embargo, fue la buena capacitación de los miembros de las mesas electorales y su familiarización con el conteo manual –dice el informe– lo que permitió que el proceso terminara sin contratiempos adicionales.
Es por eso que consideran necesario que la implementación de innovaciones tecnológicas en los procesos electorales se hagan de manera paulatina, que previamente se desarrollen simulacros que permitan identificar y corregir errores, lo que aquí no se pudo hacer por las prisas conque se puso en marcha un escrutinio electrónico que resultó, precisamente por culpa de esa improvisación, un auténtico tollo.
Ojalá que las recomendaciones de la misión encabezada por el ex-presidente Pastrana, un egresado de Harvard al que el doctor Rosario no puede descalificar acusándolo de querer retrotraernos a la era de los palitos de nuestra prehistoria electoral, nos sirvan de algo en el futuro, aunque solo sea para no repetir los errores e imprevisiones que mantienen el proceso peligrosamente empantanado.
De: QUÉ SE DICE, de hoy.com.do