Por Ricardo Bustos
En un interesante artículo que publicó el diario La Mañana de Neuquén con la firma de Mario Cipitelli, se abre una nueva instancia de dudas sobre los días del General Perón en el exilio y la opción que nos deja el Tata Yofré en su libro «Puerta de Hierro» cuando dice que el General vivía en la pobreza mientras estaba en Panamá abre mas puertas hacia la duda.
Pasaron muchos años y las nuevas generaciones no saben o no les interesa mucho la historia del creador del Movimiento Nacional Justicialista, pero es bueno volver a leer el pasado para saber como estamos.
En su largo peregrinar por diferentes países de nuestra América como Paraguay, Panamá, Nicaragua, Venezuela, República Dominicana (aunque nunca se comprobó si había pasado por algún otro país del Caribe pero hay quienes aseguran que ocurrió), se sabe que el final de su periplo en el destierro se produce en los comienzos de los años 60 cuando, con la veña del entonces Jefe de Gobierno español Francisco Franco , recala en la hermosa Ciudad de Madrid donde vive en varias casas hasta que en el año 1964 el General Perón compra un terreno en el barrio «Puerta de Hierro» cuando la zona aún estaba desierta y existían algunas casas aisladas por el lugar.
Algunos historiadores aseguran que el Generalísimo Franco, gobernante de España en la época, no tenía simpatía por Perón pero la verdad es otra ya que la elección del lugar donde posteriormente se construyó la casa no fué casual ya que se encontraba a pocos minutos por la ruta del Pardo y se podía llegar al Palacio de la Zarzuela, residencia del Generalísimo en apenas minutos. Así las cosas, cuesta creer que el General Perón no haya tenido dinero disponible para dicha adquisición y mucho menos haya vivido en la miseria o el favor de sus allegados.
Para cerrar este capítulo, podemos decir que en el año 2001, el ex delantero argentino Jorge Valdano, radicado en España hace años, se asoció con un amigo y decidieron comprar la mansión que perteneciera al General para construir en esos terrenos 7 chalets de los cuales se quedaron con 2 y en uno de ellos vive el futbolista con su familia.
Estos datos nos muestran que Argentina va reproduciendo imágenes año tras año, gobierno tras gobierno y nos y deja deja una galería de cuadros que se parecen tanto entre si que resulta imposible no creer en los historiadores de uno u otro lado de las ideologías. En honor a la verdad, nadie tiene derecho de juzgar a una persona cuando no vive para defenderse, pero la historia se escribe con alegrías y tristezas.
Volviendo al tema del inicio de la presente reflexión, en una charla informal de Mario Cipitelli con Doña Elena Lapuente que reproduce «La Mañana» de Neuquén, la hija del Comodoro Luis Lapuente, un militar aeronáutico que luchó junto al presidente Juan Domingo Perón en la resistencia a la denominada Revolución Libertadora, relata que su progenitor fue piloto del avión presidencial y uno de los tantos oficiales y dirigentes que terminaron encarcelados por su sentimiento peronista. «Estuvo dos años preso y pasó todo un invierno en la cárcel de Ushuaia» donde compartió sus días con políticos como Antonio Cafiero y Cámpora o el empresario amigo del general, Jorge Antonio.
Según la versión de Doña Elena, quien reside en la Provincia de Neuquén, su padre , protagonizó un trágico accidente en la cordillera de los Andes que durante muchos años fue una de las historias más misteriosas de la aviación argentina. El 17 de mayo de 1960, un avión Curtiss C49 al mando de Lapuente partió desde Buenos Aires con destino a Panamá (vía Pacífico) para llevar 13 caballos pura sangre. Una tripulación compuesta por 13 personas lo acompañaba.
Luego de volar varias horas atravesando de este a oeste el territorio argentino, intentó aterrizar en el aeropuerto de Mendoza, donde le informaron que las condiciones climáticas eran adversas debido a una intensa tormenta de nieve y que debía reabastecerse en San Rafael, aunque tampoco la aeroestación de aquel lugar estaba operable. En la última comunicación que tuvo con la torre de control, Lapuente informó que intentaría llegar a Chile por el paso del Yeso, pese a las recomendaciones de no cruzar que recibía a través de la radio.
«Ese día, una amiga me llamó para decirme que el avión de mi papá se había perdido en la cordillera», recuerda Elena, quien en aquel entonces tenía 16 años. Recuerda que en aquel entonces, les entregaron un cajón cerrado con la promesa de no abrirlo en 20 años y luego les dieron una urna con las cenizas de su padre. Aquí viene lo curioso del relato: Cuenta Doña Elena que «Estuvimos dos años sin saber qué había pasado hasta que en marzo de 1962, el deshielo permitió descubrir los restos del avión siniestrado en un cerro de El Sosneado, un pequeño paraje ubicado en cercanías de Malargüe».
Allí un puestero fue el que encontró los restos y dio aviso a la Policía. Después de una fatigosa marcha ascendente, la patrulla de rescate encontró parte de la aeronave a 4500 metros de altura. En un radio de 3 kilómetros hallaron más pedazos del avión, los cuerpos de las víctimas y de los caballos pura sangre.
Lo curioso es que, luego de que cerrara el caso, una denuncia anónima alertó a la Policía que ese hombre tenía empapelado su rancho con billetes estadounidenses y que como desconocía la moneda norteamericana utilizó el papel para tapar las grietas de las paredes y protegerse del frío.
También se denunció que otras personas del lugar habían gastado fortunas en autos, viviendas y pequeñas parcelas de tierra y hasta habían vendido monedas de oro y joyas.
Cabe la pregunta… ¿Pero de dónde había salido semejante cantidad de dinero? Luego de una investigación y la posterior confesión de los puesteros, se estableció que todos esos billetes estaban en la bodega del avión siniestrado.
Nunca se supo cuánta plata llevaba el Curtis C49 en aquel viaje. «Se dijeron muchas cosas; hasta que el avión era un correo de Perón que le llevaba su fortuna al exilio», reconoce Elena.
Lo cierto es que el General Perón adorado por unos denostado por otros, se le reconoce su liderazgo y rango de estadista y por lo que acabamos de leer también podemos decir que era un militar muy discreto, a tal punto que a mas de 40 años de su partida, aún hay quien se preocupa por saber si era pobre o millonario una vez que dejó de ser presidente.
Quizá, estos últimos gobernantes que supimos conseguir y utilizaron su figura para cometer actos de corrupción, no escucharon de boca del General Perón esos consejos del «viejo Viscacha» que muchos le reconocen a la hora de sortear escollos en la actividad política y creyeron que ellos solos podían hacer todo lo que el creador del Movimiento Nacional Justicialista había logrado con inteligencia y paciencia.
Es sabido que con Perón, no hubieran existido personajes políticos o empresarios que superaran la fama por sobre su persona y mucho menos si se hacían públicos actos de corrupción. Muchos son los que recuerdan el caso del hermano de Eva Perón y el final incierto de su persona.
Todo indica que se rompió el molde y por mas que quieran arreglarlo o fabricar uno nuevo con características similares, será imposible de lograrlo porque el material del original no se conseguirá jamás.
«Un partido político sin unidad de acción es una fuerza inorgánica que no realiza grandes obras ni se consolida en el tiempo», Juan Domingo Perón
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556