MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
Continuando con la aracenada telefónica de don Radhamés debo agregar que con la excepción de La Voz Dominicana, y he dado razones valederas, ninguna de las emisoras que operaban en el país durante la Era de Trujillo tenía número de teléfono de fácil recordación.
Un rastreo a vuelo de pájaro por el dial de entonces arroja el balance siguiente: Radio HIZ (730 Kcs., teléfono: 2-2839) La Voz del Trópico (790 Kcs., teléfono: 2-2370), Radio HIG (950 Kcs., teléfono: 2-2936), Radio HIN (1220 Kcs., teléfono: 2-2044), etc.
Sin embargo, Radhamés Aracena le proporcionó a una población analfabeta en más del 70% la franca oportunidad de discar (el teléfono de teclas no existía) a partir del 2 y hasta el 6 en forma consecutiva, y así lograr la comunicación deseada, a los fines de solicitar que le incluyeran en la programación del día el tema musical de su predilección.
Tan en su asunto estuvo siempre ese visionario de la radiodifusión nacional que hasta tenía un teléfono rojo para su uso exclusivo en la cabina de transmisión para darle seguimiento a su negocio.
Siempre consideró que Prensadora y Distribuidora La Guarachita, y, por supuesto, Radio Guarachita, “per se”; resumían su pasado, su presente y su futuro.
Para cerrar esta parte de la serie (¡Ay! Si se escribe…); y que he bautizado Aracenadas de don Radhamés, ahora les contaré otra con anécdota incluida. En mi paso por la estación radiodifusora, efímera por demás, pues sólo laboré durante veintidós días, debido a que fui contratado por el fenecido Joaquín Jiménez Maxwell, para Radio Mil, sucedió lo siguiente: