Por Miguel Recio
«Nunca andes por el camino trazado, pues te conducirá únicamente hacia donde los otros fueron», Graham Bell (científico e inventor escoces)
Donald Trump, candidato a la presidencia del país más poderoso del mundo, sigue su agitado curso para tratar de llegar al despacho oval, y apela a la estrategia que en cierta medida ha tenido éxitos en algunos países de Europa y Asia, y siempre ha triunfado en los países latinoamericanos, y que ha consistido en: “cantar las canciones que les gusta oír a los oyentes, ingenuos o ignorantes las mayorías, y otros tantos pertenecientes a la clase irrelevante”.
Ahora les toco a la diáspora cubana, o a los descendientes de los isleños en Miami. Allí se desbordo hablando en contra del sistema castrista (ganar simpatías en la comunidad hispana cubana), y prometió que de llegar a ser presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, revertiría la política de apertura a Cuba, iniciada por la administración Obama junto al ingente esfuerzo del Vaticano, para no «andar por el mismo camino de las ultimas décadas» y con lo cual el atacado Imperio trata de demostrar, como de hecho lo es, que la famosa palabra hueca del BLOQUEO, solo existe desde el gobierno cubano hacia su propia población, dado que desde hace mas de 40 años Cuba tiene abierto el espacio para hacer negocios, como país, con muchos otros países del mundo, y siempre ha tenido espacio para realizar intercambios comerciales con quienes simpatizan con el fallido sistema instaurado allí, y sin embargo su población sigue empantanada en la más triste de las miserias, aun vendan la falsa imagen de que la misma vive mejor que cualquiera de la de los otros países tercermundistas e incluso de muchos del primer mundo.
Si hay algo que no se ha podido negar en este siglo XXI, es el fracaso tormentoso de la política castrista, promovida por el sensacionalismo propagandístico, siguiendo la dosis aplicada por el fascismo, y el propio sistema pseudo comunista de la ex-unión soviética, quienes adoptaron como principio fundamental para exportar supuestos éxitos de sus sociedades manifestados de diversas formas (salud, deporte, educación), basado en que las mentiras repetidas miles de veces, suelen triunfar en «pro», porque inciden en los cambios psicológicos sobre la percepción de las personas.
Ahora Trump trata de echar para atrás, y volver a la política estadounidense que por más de 50 años fracasó en contra del sistema fallido de los castro-cubanos, y que el propio presidente Obama admitió cuando de forma inteligente cambio dramáticamente la postura de su país, haciendo con esto una revuelta en la mentalidad del cubano de a pie, en un país repleto de ilusos institucionalizados, muchos de los cuales despertaron hace un buen tiempo, y sin embargo estos últimos no han podido convencer a la gran mayoría para deshacerse de un sistema dictatorial como el vivido en la mayor de las Antillas.
Este termino de “ciudadanos institucionalizados” lo traemos a colación, recordando la película The Shawshank Redemption en donde el personaje Red, interpretado por el insustituible Morgan Freddman, define al personaje llamado Brooks, un preso que por su ancianidad le dan la libertad, después de haber pasado justo 50 años en prisión. La costumbre de vivir en prisión fue tal, que siendo un hombre libre termino por suicidarse, porque no soportaba estar fuera de la cárcel debido a la forma en la que vivió en los últimos años.
Con la firme esperanza de que el pueblo cubano no esté completamente institucionalizado, Obama cambia la estrategia y le quita la PRINCIPAL HERRAMIENTA a los castros y a los demás precursores de su sistema de gobierno en toda latinoamerica, llamada BLOQUEO, pero el señor Trump sugiere en su desacertado discurso en un mitin celebrado en Miami, que hay que devolverla para continuar con lo mismo que por más de 50 años ha permitido al castrismo hacer lo que les ha dado la gana dentro y fuera de Cuba.