MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
En la entrega anterior, es decir, la número 3 de esta serie, he venido refiriéndome a algunos intríngulis y ciertos detalles sobre el asombroso acontecimiento radiofónico en que devino el proyecto Radio Popular, y sus principales protagonistas.
También hice referencia en la parte final a la reacción de don Carlos cuando Corporán le cuenta lo conversado con Ramoncito Díaz, y pone una condición para pagarle lo que éste cobrara.
Esa condición, a decir verdad, era justa; en tanto el pago, aún desconocido, sólo procuraba alguna garantía cierta.
Una garantía de que la inversión tuviera retorno seguro y por lo menos en un tiempo prudente; que no fuera un gasto para aventurar a ver qué pasa. Recuerdo, como si hubiese sido en estos momentos, que Corporán me llamó a Radio Comercial a través de interpósita persona para que le preguntara a don José Brea Peña, como si fuera una inquietud mía, qué tiempo le había tomado obtener ganancias en la emisora.
Es obvio que “el pujante”, como lo bautizara el entrañable colega y compañero don Pedro Pérez Vargas, su amigo de infancia en Villa Juana, andaba detrás de un lapso aproximado para saber cuál propuesta le hacía a Ramoncito a los fines de que la inseguridad desapareciera de la mente de don Carlos Pérez Ricart.
Había que estar cerca de Corporán para saber hasta dónde le caló el informe que yo le rendí, y que él quería saber. Se transformó, cayó en una especie de coma depresivo; sintió que el cielo le caía encima, que no tenía la manera de enfrentar y resolver la situación.
Don José Brea Peña me había dicho que sólo después de cinco años, Radio Comercial logró ser autosuficiente. Sobre el tiempo que tardó en proporcionarle utilidades, no dijo nada.
Sin embargo, cuando Corporán le comunica a Ramoncito Díaz, “lo que hay” el jacagüense, seguro de su capacidad creativa, se la puso fácil. Tan fácil, que vale la pena esperar la próxima entrega…