Por Ricardo Bustos
Basta con salir unas cuadras para los costados de las avenidas en las ciudades o pueblos, para comprobar la diferencia que existe entre una y otra clase social. El contraste no es solo por la forma de vestir.
En esos lugares hay falta de cloacas, redes de gas natural, déficit en la provisión de energía eléctrica, no hay agua corriente en todos los hogares, existen zanjas abiertas con olor a podrido las 24 horas y muchas veces hacen de cloacas, calles de tierra o barro cuando llueve, ausencia de veredas en la mayoría de los casos, Escuelas cuyos alumnos llegan a clase con «hambre» y se van con las ganas de comer algo nutritivo.
Es paradójico, pero a las mismas Escuelas cada dos años los padres de esos mismos niños, están obligados a asistir para emitir su voto, el que, seguramente elegirá a esos mismos políticos que nada hacen por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
La campaña política está en marcha y en esta oportunidad los aspirantes a cargos electorales, no se han tomado tiempo para calentar los motores, han salido a la calle con las mismas propuestas que años anteriores, demostrando una vez mas que tienen «memoria selectiva» porque olvidan que al ciudadano, cada elección futura no lo podrán convencer tan fácilmente.
Ahora el electorado sabe distinguir entre «dirigentes o punteros políticos», los que andan en 4×4 repartiendo remeras o los que transpiran la camiseta para lograr atraer un voto para su partido político.Los medios de difusión nacionales nos muestran ahora, algo que venimos observando hace años en Municipios o Provincias en cada uno de los vehículos o entes oficiales.
Como si nosotros no conociéramos quienes gobiernan en cada una de las regiones que habitamos, sus nombres aparecen pintados y algunos hasta con sus propias fotos como una demagógica expresión de soberbia incontenible por el cargo que ocupan.
Al ciudadano le interesa poco el color o la foto de su gobernante. Las obras se deben hacer porque para ello están disponibles los dineros en cada presupuesto y no debe existir ningún tipo de publicidad o acto por cada una de las mejoras que recibe la población ya que, obviamente para ello se ha elegido al candidato.
Muchas veces resulta ser mas cara la cartelería que la obra a inaugurar.
Somos muy confiados o poco nos interesa el destino que se da a los dineros públicos. ¿Alguna vez vamos a preguntar en qué se gastan el dinero de nuestros impuestos? ¿Cuanto se destina en salud, ayuda social o bien deuda pública que asumen los gobiernos?.
Estamos muy cerca de las elecciones legislativas de 2017 y deberíamos reconocer que los aportes para las campañas no siempre llegan desde el ámbito privado. La publicidad, cartelería, anuncios en medios de difusión representan montos muy elevados y eso…hay que pagarlos.
Muchos políticos se han quedado en el tiempo y todavía publicitan su plataforma con gigantografía o vehículos que recorren las calles de los pueblos cuando la realidad pasa por otro lado. Con las nuevas tecnologías, muchos carteles, y formas convencionales de propaganda ya han caducado en el imaginario colectivo y carecen de sentido por mas que los políticos apuesten por ellas.
Hoy, hasta los líderes mundiales utilizan las redes sociales para comunicar sus propuestas y se ahorran millones de pesos. Lo cierto es que a pesar de ahorrar dineros del Estado, si así ocurriera, lamentablemente no se volcaría ese excedente a obras públicas o asistencia social porque, como suele ocurrir en una sociedad como la nuestra, después de cada elección, brotarán de las baldosas nuevos millonarios sin poder justificar el origen de su crecimiento económico personal y algo peor, tampoco desde el propio Estado algún ente investigará sobre el caso, como viene ocurriendo hace tantas alecciones, tantos años y tantas frustraciones que generan mas pobres en la sociedad.
En cualquier lugar de Argentina, no es lo mismo vivir dentro que fuera de las cuatro avenidas principales o del otro lado de la ruta o la vía del ferrocarril. Quienes están afuera, luchan por ingresar al círculo de privilegiados pero al no contar con los medios, terminan sus vidas en conventillos o pequeños asentamientos y aquellos que gozan del favor que otorga «pertenecer», buscan barrios cerrados para que nadie los moleste.
Así las cosas, con o sin cloacas, la discriminación no desaparecerá mientras los nuevos ricos olviden que antes eran pobres, tan pobres como los que votaron para que ellos vivan mejor…con el dinero de esos pobres.
«El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley». (Aristóteles)
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556