Por Patricia Arache
El mundo ha cambiado. Nosotros, la gente, también. Es preciso ponerse a tono con las transformaciones en todos los órdenes.
La Comunicación es uno de los aspectos que más metamorfosis registra desde el Siglo XIX a la fecha.
Y esos cambios se han producido con mayor fuerza en los primeros años de este siglo. No hay dudas que los avances han sido meteóricos, gracias a la explosión de las tecnologías.
No en vano, el mundo vive en la Sociedad de la Información y las Tecnologías. Esto significa que el eje giratorio de todo y para todo es el de la Comunicación, como herramienta motora del desarrollo.
¿Cómo pudiéramos transmitir el conocimiento, si no a partir de la Comunicación? La respuesta no puede resultar fácil, sin que violentemos normas que son, incluso, de carácter científico, unas; y de tipo esencialmente natural y lógicas, otras.
Si el mundo exige cada vez más la adquisición del conocimiento, es lógico que la vía de compartirlo, divulgarlo, diseminarlo, que es la comunicación, cuente con nuevos mecanismos y medios de soporte.
Los especialistas en Comunicación Social, de todas las latitudes, no dudan en citar las profundas diferencias existentes entre la forma de hacer comunicación antes y la de hacerla ahora.
“Antes en el siglo pasado, utilizábamos tres sistemas para comunicarnos: palabra, escritura e imagen”, explica la experta española, Carolina Velazco.
Ahora la inmediatez constituye el elemento fundamental para la comunicación individual, institucional o corporativa.
El concepto de la pirámides invertida que tanta pasión y presión generó en el siglo XX, el qué, quién, cuándo, dónde, por qué, han menguado su impacto en la estructura de la información o la comunicación social.
Sin desdeñar el valor intrínseco que siguen y seguirán teniendo cuatro de esas cinco interrogantes, es de justicia decir que hoy se coloca en la primacía de la comunicación el ¿cuándo?
Ya no basta con enviar una buena información a los medios de comunicación convencionales y/o digitales.Todo debe estar estructurado en un accionar estratégico que tome en cuenta tiempo, el sentido de oportunidad, la relevancia de la información y, sobretodo, la utilidad que vaya a tener para el receptor.
El fundador de una empresa de Relaciones Públicas en México, Paco Santamaría, lo explica de la siguiente manera:
“Si todavía hoy existen ‘RP´s’ (relacionistas públicos) que piensan que el secreto del éxito de la profesión es escribir un buen comunicado, enviarlo masivamente, persignarse y esperar a ser publicados por la gracia de Dios y el espíritu santo, están muy equivocados y muertos en vida”.
Desde distintas instituciones públicas y privadas en nuestra República Dominicana, surgen esfuerzos importantes para colocarse a tono con las demandas de los nuevos tiempos, en materia de comunicación corporativa.
Corresponde a las universidades y a las escuelas de Comunicación Social ponerse a tono con las demandas que incluyen nuevas competencias más que del conocimiento, que ya está expuesto para todos, de las habilidades y los procesos del pensamiento lógico, eficaz y creativo.