Por María Celsa Rodríguez
La movilización de las masas nos obliga desde lo intelectual a construir una nueva epistemología, a edificar una nueva forma de construir el lenguaje que se diseña desde el llano de la calle para encontrar un poco de razonamiento, frente a lo que ha pasado con el caso Maldonado. Porque se ha dado otra visión del poder sobre los equilibrios sociales y sobre el interés común. Entonces nos preguntamos ¿quien manda y quien obedece aquí? Ya que las masas que reclaman no se subordinan a las fuerzas publicas, sino les exige que se sometan a sus peticiones, y combaten por posesión de espacio, de tierras, avanzando cuerpo a cuerpo por encima del respeto a la ley.
El anarquismo que busca subyugar desde sus ideas, presiona contra el gobierno hasta dejarlo expuesto con una débil imagen frente a la falta de control y poder en la calle. En tanto, se expande la ciudadanía de base, contrayéndose y alimentándose en la vulgaridad de un ejercicio ciudadano que quedó detenido en los 70, para hacer del reclamo un factor de violencia que la izquierda conduce, viralizandose en la lucha por la resistencia social de sectores marginales que encuentran su eco en las acciones terroristas.
Tal el caso de los mapuches radicales que han prolongado y extendido sus reclamos tanto en Chile, como en Argentina, sobre lo que ellos llaman: El Estado Mapuche.
En Chile, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), ha conformado una milicia armada que la misma justicia chilena identifica la ubicación geográfica desde donde opera usando armas y obedeciendo a una actitud combativa constante hacia los pobladores de la IX Región.
La cara visible de este grupo terrorista es Héctor Llaitul, quien se encuentra cumpliendo su condena -por robo con intimidación y lesiones a un fiscal-, en libertad condicional, aseguró que el conflicto de choque de los mapuches con el Estado capitalista se mantiene por el sistema de propiedad usurpadora de este, basados -según él- en un «tipo de política económica extrativista» que están «depredando el territorio». Sin embargo este concepto encuentra su base de operación en la conducta terrorista incendiaria de destrucción como metodología de ataque que este grupo implementa. Camiones, maquinarias, tierras, depósitos han ardido bajo el fuego manipulado por la ORT (Organización de Resistencia Territorial) Wenteche Catrileo, como parte de la CAM, indicando como justificado la causa que los motiva. Mientras la justicia sentencia que se infringió en Pumalal el art 6º de la Ley de Seguridad del Estado.
Según un informe del Ministerio Público de Chile dice: «que la CAM es una asociación u organización de personas que mantienen como finalidad la reivindicación territorial por vía de la fuerza, propugnando la expulsión del territorio mapuche (wallmapu) de determinados grupos de personas y asociaciones (latifundistas, empresas forestales y agrícolas, etc.), para lo cual ejecuta diversas acciones de carácter ilícito, como incendios, atentados incendiarios y atentados contra la autoridad, entre otros, en los cuales -es un elemento recurrente-, el uso de armas de fuego, a fin de amedrentar a las víctimas, repeler la acción policial y/o asegurar su impunidad”. (http://www.latercera.com/noticia/fiscalia-califica-la-cam-grupo-combate/)
Asimismo se indica que la CAM cuenta con subdivisiones como la ORT que conforma gravosamente una especie de «milicia privada» que siempre esta entrenada para el combate, manejándose dentro de una zona establecida que es la linea rural de Purin integrante de la IX Región, donde se han registrados varias decenas de atentados con casi 70 vehículos quemados, mientras que en la Araucanía hay cerca de 100 camiones destruidos.
Por otro lado esta la ATM (Alianza Territorial Mapuche), que junto a otros grupos de Mapuches Radicales actúan en la IX Región, utilizando los mismos métodos incendiarios.
Algo que ya he escrito en otra oportunidad, que miembros de las FARC y de ETA, han estado en esa Región y estos no solo los entrenan sino también los financian a través de narcotráfico, de esa manera compran armas, pero se estima que también las venden.
Esta claro que el terrorismo incendiario es el método de estos piromaníacos radicales que invaden propiedad privada y la destruyen.
Argentina y Chile, están siendo victimas de estas organizaciones de izquierda, que linealmente se asemejan a los grupos de terroristas internacionales, en cuanto a la forma de violencia, ataque y ofensiva contra el Estado y las fuerzas del orden.
La autora es: Directora de Relaciones Públicas de Hispanic American Center for Economic Research (HACER) – Washington, D.C.; www.Hacer.org
Columnista y Directora de ChacoRealidades, http://chacorealidades.blogspot.com.ar