Por Ricardo Bustos
Chicas menores que se van de sus hogares y, como alimento morboso de cierta dirigencia política que aprovecha la oportunidad para infiltrar sus ideologías, debemos soportar los ciudadanos, manifestaciones, cortes de calle, gastos innecesarios para poner en marcha los protocolos judiciales y de seguridad que, siempre los pagamos quienes nada tenemos que ver con esas decisiones familiares. De esta manera transcurren los días en esta, nuestra querida Argentina, que está en manos de «padres» despreocupados sobre las carencias de esos hijos que piden a gritos ser escuchados para expresar sus necesidades.
Matrimonios destruidos que arrastran en sus caprichos sentimentales al bien mas preciado que nos puede otorgar la vida, nuestros hijos y su desarrollo. Duele decirlo pero es la realidad.
Tomas de Escuelas con menores durmiendo en los establecimientos, sin control alguno que permita, al menos, velar por la seguridad de sus cuerpos ya que sus cabezas están tomadas por la lógica ansiedad juvenil que al no existir contención, muchas veces los conduce a un callejón sin salida.
Un director de Colegio que depende nada menos que de una Universidad nacional, para preservar el buen nombre y honor de la institución y por supuesto el suyo, se convierte en un negador de la realidad, ocultando uno de los delitos más graves que son los abusos sexuales. Un padre que en el primer momento no realizó la denuncia porque no quería perjudicar la «toma» del Colegio» porque perjudicaba políticamente a los incitadores. Lo único que detiene a esta presencia usurpadora, es el dichoso «viaje de fin de curso», que realizan antes de tiempo los estudiantes y en muchos casos no saben si van a aprobar todas las materias que cursaron durante el año.
Llega la primavera y en todo el país, también aparecen las fiestas callejeras de «estudiantes» con disfraces que cuestan diez veces mas que todos los útiles y libros que los padres pueden invertir en elementos que permitan un aprendizaje intelectual a futuro. Enorme cantidad de personal de seguridad para custodiar sus diversiones y el desamparo del resto de la población en manos de los delincuentes que ven el camino libre a su paso sabiendo que nadie los va a detener, simplemente porque quienes deben hacerlo están «ocupados» en otras tareas.
Todo lo pagamos nosotros, los mayores que aportamos con nuestros impuestos a las arcas de la nación, provincia o municipios para que los medios del Estado cumplan con lo que la propia Constitución indica.
Aquellos padres que tienen hijos adolescentes y no han sabido encontrar o al menos buscar el camino que los haga «buenos padres» y no «padres buenos», ya han recorrido un camino difícil de retroceder y comenzar de nuevo porque está en los chicos enquistado el poder que le dieron sus progenitores con la tolerancia y permisividad en todas sus acciones sin poner algún tipo de límites.
Para los nuevos padres, quizá haya llegado el tiempo de mirarse en el espejo de quienes han fracasado y no repetir la misma historia.
El sitio español «serpadres.com.es, realiza estudios con profesionales, tratando de ilustrar de la mejor manera sobre la problemática de la niñez y sus posteriores consecuencias en la adolescencia.
Escribe Rocío Chacón Gómez, sobre alguno de los peligros de consentir al niño.
«Sobornar al niño para evitar rabietas o conseguir algo rápidamente». Puede que te sientas tentado, de vez en cuando, con sobornar a tu hijo para cortar una rabieta o para que haga algo con rapidez. Esta estrategia funciona en el momento pero tiene consecuencias a largo plazo porque lo que estás haciendo es premiar un mal comportamiento, así que luego no te sorprendas si tiene rabietas simplemente para conseguir lo que quiere. Los niños necesitan darse cuenta de que comportarse bien, ya sea esperar pacientemente en una cola del supermercado o ser amable con un amigo o hermano, no tiene un premio, sino que simplemente así es como se espera que se porten.
María Jesús Álava, lleva más de treinta años dedicada a la Psicología clínica, educativa y de empresa. Especialista en coaching ejecutivo, recursos humanos, psicodiagnóstico y psicoterapia, profesora de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de España. No se explica cómo algunos pediatras le dicen a los padres que dejen a sus hijos comer y dormir todo lo que quieran, pues ella cree que es una manera donde educan hijos acostumbrados a tener a sus padres a sus “pies”, es decir, que si quieren algo, los papás corren a dárselo.
Por su parte, Sergi Banús, psicólogo infantil, cuando se refiere a la persona intolerante, relata «la frustración que siente tu hijo sobretodo de los dos a cuatro años por no obtener lo que quiere y forma parte de su aprendizaje”. En tanto, el especialista te aconseja que si consientes a tu niño en todo lo que pide estarás formando una persona intolerante. En el futuro, él o ella no sabrán cómo esforzarse para lograr lo que quieren. El especialista se refiere a los adolescentes deprimidos «Según crezca el nivel de exigencia aumentará. Por ejemplo, de un simple juguete pasará al teléfono de última generación. Si él nota que no lo compras llegará a ser tan agresivo que no podrá manejar sus emociones. “Con esa actitud solo estarás criando adolescentes deprimidos”.
La terapeuta infantil Cristina García, a su vez agrega que “Cuando se mima a un niño para evitar escuchar llanto, dolor y frustración, lo que se hace es condenarlo. Si los consentimos en todo no les estamos ayudando a crecer. Lo bueno en su desarrollo es que sean capaces de encontrar lo que quieren con sus propios recursos, que se esfuercen”.
Alfonso Ladrón, psicólogo clínico infantil habla de la ansiedad en el niño. «El tenerlo todo, por ejemplo los juguetes. No tiene tiempo para jugar con todos y lo que hace es perderse entre el montón. en ciertos momentos debes crearle frustración a tu hijo para que pueda sobrevivir dentro de la sociedad».
La psicóloga Susana de Cruylles, indica que «el papá y la mamá» deben mostrarse de acuerdo ante la decisión que tomen. Nunca muestren inseguridad porque lo que provocan en el niño es que no se vea forzado a cambiar su conducta e insistirá en convencer alguna de las partes.
Si comenzamos a leer esta humilde reflexión desde abajo hacia arriba, veríamos que para la existencia de un ¿por qué?, antes hubo un ¿que hicimos mal? o para no ser tan injusto ¿algo no hicimos bien?.
Nadie está exento de enfrentar al fracaso porque los imprescindibles no existen a la hora de solucionar los problemas, pero si es cierto que cada uno de nosotros tiene las herramientas necesarias para poder utilizarlas en el momento justo y son mas las veces que las dejamos guardadas en algún lugar de nuestra vida sin compromisos, aquella que, tarde o temprano, nos provocará ciertos disgustos que no estaban en nuestro camino a la hora de mirar hacia el futuro.
«Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil, un padre es el que da el amor».
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556