Por María Celsa Rodríguez
Nuevamente tenemos que hablar de un atentado en los Estados Unidos, esta vez en una iglesia Bautista de Sutherland Springs en el Estado de Texas, en que un sujeto vestido con indumentaria de combate entró al templo y abrió fuego en el momento en que se desarrollaba el oficio religioso, matando a 26 personas e hiriendo a decenas.
Devin Patrick Kelley, de acuerdo a lo que declaró Ann Stefanek, -la jefa de operaciones de medios de la Fuerza Aérea- había servido a la Aviación estadounidense en una base en Nuevo México, y luego fue juzgado por un Consejo de Guerra en el año 2012, a propósito de agredir a su esposa e hijo, y sentenciado a 12 meses de reclusión. Recibió una rebaja de rango por mala conducta en el año 2014. Últimamente era un maestro de religión. No parece tener ningún tipo de vínculos con grupos terroristas, de todos modos subió una foto de un arma de guerra que es utilizado por la armada, a su cuenta de Facebook. Ingresó al templo vestido de negro, tenía puesto un chaleco antibalas y comenzó a disparar. «Estaba vestido para combate» – dijo un testigo-.
El Presidente Trump, lo califico de un enfermo mental. Pero está claro que hubo una premeditación, en cuanto a como se vistió, la preparación del arma, sabía el horario de misa, y que la iglesia estaría colmada, con el propósito así, de causar el mayor daño posible.
Los analistas en psiquiatría forense y criminalistica piensan que en estos casos la forma como el hecho fue perpetrado, el número de personas que mató y el tratarse de un docente bíblico, encuentran un nexo entre el asesino y sus víctimas por el lugar que eligió para realizar el atentado. Fue a disparar en el momento en que se realizaba la celebración religiosa. ¿Quizás sus victimas eran causante de un daño que el había sufrido antes? como un momento de desprecio, o que representaba un obstáculo a sus intereses, aunque ellas nada tenían que ver con él, ni siquiera lo conocían. Ya que se estima que en la mayoría de los casos no hay ningún tipo de conexión emocional con las victimas, dando así un perfil de alto grado de psicopatología.
Estas personalidades no se suelen destacar socialmente, son invisibles en su entorno, siendo consideradas «normales» con costumbres «comunes» a otros. Son siempre personas jóvenes o de mediana edad, excepcionalmente encontramos hombres maduros como el del atentado en Las Vegas. Y siempre tienden a descargar su furia y frustraciones personales con el propósito de ganar notoriedad y ganarse «la fama» con su accionar. Eligen a víctimas vulnerables, en situaciones de poca defensa, de distracción y donde la aglomeración de gente produce el desconcierto y la confusión de lo que esta pasando, para que el número de victimas sea mas numeroso.
Cuando dejó de disparar salió corriendo de la iglesia dejando caer su fusil, alguien lo perseguía con otra arma y le disparó varias veces, mientras el logró ingresar a su vehículo y escapar a gran velocidad para terminar estrellándose a unos metros del lugar. Fue encontrado muerto dentro del vehículo, no se sabe si se suicidó o lo mataron. Su amor por las armas lo llevó a convertirse en un múltiple asesino, y nunca sabremos porque lo hizo.
Como dijo Trump ««la salud mental es el problema», pero también esta la segunda enmienda de la Constitución de los Estados Unidos que le da derecho a los ciudadanos a portar armas de fuego, a pesar que la Oficina Federal de control de Armas y Explosivos, regula que ciertos tipo de ciudadanos tienen prohibido adquirir o tener posesión de ellas, sin embargo parece no tener el control efectivo sobre la población con ciertas patologías comprendidas entre los que no pueden comprar armas.
En esa lista, están aquellos que fueron dados de baja por mala conducta de las Fuerzas Armadas, que hayan acosado o amenazado a su pareja o a sus hijos o hayan sido condenados por faltas o delitos de violencia doméstica, excepciones que comprendía a Kelley y de todos modos, tenia armas en su poder. Entonces, ¿aquí fallaron los organismos de control?
Cómo se compra un arma en los Estados Unidos:
El vendedor de la armería le solicitará al comprador su documento de identificación donde se detalle: el nombre, la dirección, la fecha de nacimiento y una fotografía. El comprador puede presentar varios documentos emitidos por el gobierno que permitan proveer toda esa información. Se hace la revisión de los antecedentes para determinar si el sujeto es apto para poseer un arma.
El FBI tarda aproximadamente 72 horas en revisar los antecedentes de los interesados, por lo que que se considera a la compra autorizada y esto hace que cualquiera que no esté apto, posea un arma. Los filtros son como agua entre las manos, se les escapan del control.
En el año 1994, el Congreso de los Estados Unidos, durante la presidencia de Bill Clinton, aprobó una ley que prohibía la fabricación para uso de civiles de armas semiautomáticas, las armas de guerra como los cargadores de gran capacidad. Luego, durante el gobierno de Obama se pidió aumentar los tipos de controles y el límite de venta de armas de fuego a civiles, pero no se llegó a ningún efecto. Hoy los vendedores deben contar con una licencia de permiso y deben realizarse constantes revisiones de los antecedentes, pero la venta por internet abre muchos blancos que están fuera de control.
La autora es: Directora de ChacoRealidades; www.chacorealidades.blogspot.com.ar; Analista del Circulo Acton Chile, @CirculoActonChile