Por Juan Tomás Valenzuela
Que Dios dé vida y salud
a esta humilde bienhechora,
y que premie sin demora
su moral y rectitud.
Que disfrute a plenitud
el privilegio de dar,
que le reserve un lugar
digno de sus cualidades,
sea en el palacio de Jade,
o el Solio presidencial.
Humildad, desprendimiento,
rectitud y voluntad
y sobre todo bondad
carisma y comedimiento.
Esta dama es un portento
de humildad y de honradez
y siendo le esplendidez
su más notable virtud,
rogamos por su salud
en estos días de estrechez.
¿Que sería de nuestra vida
sin la vice Margarita?
¿Si no fuera esta erudíta,
quien nos daría la comida?
Esa alma tan desprendida,
con su amor nos ilumina.
que aunque anda en limusina
y ataviada en tafetán,
cuando Dios nos niega el pan,
ella nos regala harina.
14 noviembre 2017