Por Juan Tomás Valenzuela
Ya estamos en los finales,
el mundo se está acabando,
hasta ingleses hay chapiando
por todos estos lugares.
Gente que allende los mares
se andan buscando lo suyo,
que te montan un chanchullo
disque pa’darte la visa
y al llegar, hasta una pizza,
va a ser con los cuartos tuyos.
Amiga, no caiga en gancho,
que el amor por Internet
no es tan cool como se vé,
ní como lo está pintando.
Muchas mujeres buscando
escapar de su crujía
y creen que la mejor vía
es conseguir un viajero,
pero si sale embustero
ahí empieza la agonía.
Una doña cotuisana
se buscón anglosajón,
que volando en un avión
arribó por Punta Cana.
La doña fue con su hermana
y un taxista barahonero,
a recibí al caballero
que venía desde la europa
y al llegar, solo la ropa,
fue lo que trajo el viajero.
Se le ha armado un reperpero
a la doña cotuisana,
al saber en Punta Cana
que el man no tenía dinero.
No le trajo ni un florero
de su extraña travesía
y la mujer que creía
que el ilustre anglosajón,
venía con un billetón
y que sería su alcancía.
Ahora ahí anda la señora
tratando de armarle el viaje,
porque ni para el pasaje,
el inglés tiene una «cuora»,
fueron dizque a una emisora
para ver si algún cristiano,
le sale algún gesto humano
y aunque sea por caridad,
le devuelven para tras
a este viajero anglicano.
5 diciembre 2017