Por Juan Tomás Valenzuela
Están llegando los días
en que todos los partidos
llevan a un pueblo sumido
a repartirle comía.
Una cajita vacía
que no llega ni a mil pesos,
se la tiran como un hueso
a estos pobres indigentes,
que ven a estos dirigentes
como su guía de progreso.
Da pena ver estas filas
atestadas de miseria,
reunirse en la periferia
del partido de Medina.
Ir detrás de una sardina,
de una fundita de arroz,
de un juego de dominó,
sin hablar de aquel palomo
que trás un pote de romo,
va con su misera en pos.
Las dádivas navideñas
las inició Balaguer,
pero es después, con Leonel
que se vuelven santo y seña.
Ahí tá la gente de Peña,
que a manos de Miguelón,
van trás un pote de ron,
de un pollito o una telera,
atestados en la acera
mendigando un salchichón.
Si usted revisa una caja
de las que dá el PLD,
entenderá de una vez
que solo tiene migajas.
Que la gente se rebaja
de la forma más indigna,
vociferando consignas
y alabando al criminal,
que es el culpable del mal
que los mantiene en la ruina.
18 diciembre 2017