Por Teófilo Quico Tabar
Libros de cuentos e historias han sido llevados al teatro y al cine. Algunos hablan de artefactos que hacen que las personas que los poseen puedan lograr deseos y adivinar el futuro. También hablan de lentes mágicos que quienes los usan ven un mundo diferente. Esas historias han fascinado a muchísimas personas a través del tiempo. Niños, jóvenes y mayores. Se puede decir que forman parte de la cultura de los pueblos.
Pero en la vida real también hay gobernantes y políticos que al parecer prefieren ponerse esos lentes para vivir en el mundo de sus sueños o ilusiones.
Y no es criticable, porque debe resultar difícil para quienes se han pasado media vida criticando desde la oposición, casi todo lo que hacen o han hecho los demás. Prometiendo hacerle frente de manera rápida y efectiva a todos los problemas, y alegando que poseían toda la capacidad para convertir y transformar el país de arriba a abajo, y al llegar al poder se encuentran con otra realidad. La realidad de que las cosas ni eran como ellos las veían, ni del tamaño que les habían dicho, ni tan fácil como ellos decían. Así de sencillo.
Pero ese es el mundo de la política. Por eso, a pesar de que la mayoría de los ciudadanos todavía se identifica con un determinado partido o aspirante, cada día más personas muestran indiferencia frente a posible participación partidaria. Por esa tendencia de las cúpulas a ponerse lentes que distorsionan las realidades.
Lentes que muchas veces provocan pérdida parcial de la memoria. De lo que han criticado y han prometido. Eso los conduce a minimizar problemas y a considerar prioritarias cosas que, aunque grandes en tamaño y en dinero, no representan necesariamente las soluciones a los problemas sentidos por las mayorías.
Esos lentes que empuja a los acólitos de gobernantes y opositores a cotejar cifras según sus conveniencias. Cuadros repetidos a lo largo de la historia por cada uno de los líderes en ocasiones similares. Resaltar lo suyo e ignorar o distorsionar lo anterior. Ver positivas todas sus obras. Justificar sus ejecutorias. Esa ha sido más o menos la constante de cada 27 de febrero.
Soluciones, construcciones, reformas legales o constitucionales. Todas esas cosas puestas en el papel, pero vistas a través de sus lentes.
Y la oposición, como siempre, lamentando que no se llenaron las expectativas. Dando la impresión, unos y otros, de que ignora lo que la gente ve y vive todos los días.
Imaginamos que podría hacérseles difícil desde las cúpulas o desde el poder, quitarse los lentes de las ilusiones.
Pero aún así, les recomendamos hacer un esfuerzo, aunque sea por un período corto, quitárselos y ver la verdadera realidad. No la verdad de la oposición ni la de los funcionarios, sino la verdad sin magia y sin ilusión que vive la mayoría.
Pero qué bueno que los dirigentes y en especial los gobernantes usen lentes mágicos, porque eso los entusiasma y motiva con sus ilusiones. Pero por favor, que:
Hagan dotar la ciudadanía de lentes similares.
tabasa1@hotmail.com