Por Juan Tomás Valenzuela
Desde que el nieto e’ Trujillo
habló de tó esos millones,
una recua de lambones
se sumó al nacionalismo.
Se enarboló el haitianismo
como el peor de los males,
Llegaron como chacales
con el nieto del tirano
para con él, de la mano,
poner freno a estos causales.
Un grupo de analfabetos
que no llegan hasta octavo,
creen que están dando en el clavo
promoviendo a este sujeto.
Lo han puesto de parapeto,
lo exhiben como a un mesías.
Se ha armado una cofradía
de gente que hace negocios,
unos lo ven como socio
y otros más como alcancía.
Ahí anda un ex general
que se apeó del PRM
regoso a que se desyeme
con ese salto mortal.
Busca ganarse un lugar
a la diestra de este pillo,
usando como estribillo
un rancio amor por Quisqueya,
para apoderarse de ella
enterrándole el colmillo.
Hay un sancristobalense
que incineró agricultura,
que se sumó a la aventura
con un discurso vacuence.
Sus transmisiones circences
desde el volante de un carro,
dicen más de este chaparro
y sus malas inteciones,
que de Ramfis, sus lambones,
o su aficción al cigarro.
Quien no se puede quedar
en esta yunta de bueyes
es mi amigo Ismael Reyes,
con su estilo proverbial.
Este se atrevió a nombrar
a Ramfis, de candidato,
queriendo ignorar el dato
de que él no es dominicano,
conociendo de ante mano
que esto es burla para rato.
13 abril 2018