Por Juan Tomás Valenzuela
Estamos de regocijo
en esta humilde comarca,
ya que aquí está la monarca,
que vino a comé entresijo.
Para mi es un acertijo
que una dama tán prestaste,
venga solo a hacer allante
al pueblo de Monte Plata,
con dos tinaco, una hamaca
y un cuesco de escaparate.
Tres llaves servían de adorno
a una obra tán importante,
para que los habitantes
saturen de agua su entorno.
Sufrí un terrible bochorno
al ver la reina de España,
abrazarse como araña
a un fornido karateca,
cuando resbaló en la ñeca
del perro de Luis Saldaña.
Pa’l sobrante de pupú
en las sandalias reales,
buscaron dos generales,
que en medio del rebulú,
con un palo de bambú
y un poco de servilleta,
les limpiaron las chancletas
a la insigne soberana,
quien riendo de buena gana
se subió a la camioneta.
Cuando la reina vió el coro
que se vive en el país,
se fue de Azua hasta Baní
solo a jartarse de moro.
La verdad es que yo ignoro
como a una dama tan fina,
le ha de caber tanta harina,
porque después de almorzar,
le entró a una arepa con sal,
cual si fuera golosina.
La reina rompió la dieta
solo en tres días de visita,
comió bofe y orejitas
y morcilla de la prieta.
Se dice que las maletas
de la monarca de España,
van llenas de ron de caña,
de salami de mallita,
dos LP’s de Fefita
y ungüento pa’la migraña.
A mi amigo el rey Juan Carlos
yo le mandé con su nuera,
la foto de la nevera
que le pedí como encargo.
Hice un ceviche de pargo
para la reina Sofía,
también puse a la mái mía
a hacerle un pan de batata,
y le rellené una lata
de orégano y chucherías.
El que no fue a Monte Plata
con la monarca Letizia,
fue ese monstruo de avaricia,
que de forma muy ingrata
quiere bajar de la mata
al rey y amo de los vientos,
al león, que fue portento
de gallardía y probidad
y hoy ni por casualidad
le escuchan sus argumentos.
22 Mayo 2018