Por Juan Tomás Valenzuela
Entre Danilo y Leonel
tienen un pleito casáo,
uno que sigue aferráo
y otro quiere, quiere volver.
Uno que tiene a EMBRAER
como su mancha indeleble,
el otro, que tó sus muebles,
su finquita y su chalet,
los obtuvo de ODEBRECHT,
aunque Jean Alain, lo niegue.
Uno que se cree erudito,
muy culto y predestinado,
otro que tiene al Estado
como cuerpo del delito.
Uno que es muy fantochito,
siempre buscando escenarios,
otro que usa el erario
como su propia alcancía
sin decí ¡esta boca es mía!
se ha embolsillado al contrario.
Uno autodenominado
“Guardián de Constitución”,
el otro, que es más simplón,
se ha hecho dueño del Estado,
adoptando el peculado
como máxima expresión,
definiéndose campeón
de la probidad jurada,
diciendo, como si nada
¡Díganme… ¿cuál corrupción? !
Entre estos dos personajes
nos jugamos el futuro,
pero ellos, y eso es seguro,
o se van por el drenaje,
o todo ese tigueraje
que ha gravitado en su entorno,
va a utilizar el soborno,
la perfídia y la traición,
pa’ llevar esta nación
como ternera pa’l horno.
31 Mayo 2018