Por Washington Cabello
(WASHINGTON, Estados Unidos).- El presidente, Barack Obama, instó al Senado estadounidense a seguir el ejemplo del fallecido senador Edward “Ted” Kennedy, un icono del partido demócrata que “no tenía miedo”, en un momento en el que el “cinismo” y el temor a asumir riesgos paralizan el poder legislativo.
Obama visitó Boston (Massachusetts), el feudo tradicional de la dinastía política más famosa de EEUU, para inaugurar un museo que lleva el nombre de Ted Kennedy y contiene una réplica a escala real del Senado donde el célebre legislador sirvió desde 1962 hasta su muerte en el 2009.
El instituto y museo abre al público hoy y está situado al lado de la biblioteca John F. Kennedy.
La ceremonia de inauguración del Instituto Edward M. Kennedy para el Senado de EEUU reunió a altos cargos del gobierno, senadores y miembros del clan Kennedy para hacer realidad un proyecto que el conocido como “león del Senado” concibió poco antes de su muerte: acercar a su ciudad natal la institución en la que hizo carrera.
Para Ted Kennedy, “el Senado era un lugar donde caminabas un poco más erguido, donde tratabas de actuar un poco mejor”, dijo Obama, que durante sus cuatro años en la Cámara Alta (2005-2008) coincidió con ese senador, hermano del asesinado presidente John F. Kennedy.
Hacia el final de su vida, “Ted lamentaba la pérdida de camaradería y compañerismo, de la interacción cara a cara” en el Senado, “los argumentos hechos frente a las cámaras en lugar de ante los compañeros, la desmesurada influencia del dinero y los intereses especiales” en la política, agregó.
“Vivimos en un momento de gran cinismo respecto a nuestras instituciones”, lamentó Obama, y recordó que Kennedy era alguien que “superó la división partidista una y otra vez”.
Quienes conocieron a Ted Kennedy saben que “no tenía miedo” a defender aquello en lo que creía, y ése es un valor menguante en el Washington actual, donde “el miedo permea la política”, opinó Obama.
“Ted entendió que el único sentido del servicio público era hacer cosas, no aparentar; no quedarse sentado preocupándose sobre las próximas elecciones o las encuestas, sino correr riesgos”, añadió.
Según Obama, la labor de Kennedy “no era luchar por los poderosos o los ricos, sino dar voz a la gente que le escribía y le llamaba de todos los estados” del país, entre ellos “los jóvenes inmigrantes” o los padres con hijos sin seguro médico.
Ted Kennedy se convirtió en un aliado de Obama en las primarias demócratas del 2008, cuando respaldó al entonces senador afroamericano como candidato a la Casa Blanca.
Esa relación se reforzó cuando Obama convirtió en prioridad de su primer mandato la aprobación de una reforma sanitaria, un objetivo por el que Kennedy había luchado durante toda su carrera.