Por Juan Tomás Valenzuela
A mi me llegó una carta
desde el administrativo,
que le informa a todo el vivo
que no quiera entrá en desgracia,
que toda la burocracia
para negociar con China,
se hará desde la oficina
del mismo José Ramón,
bajo la supervisión
de Don Juan Pablo Medina.
El uso del canciller
o de cualquier dependencia,
se verá como insolencia
o desafío de poder.
Hasta un pincho o un alfiler
que usted pretenda importar,
se va a tener que cantear
con el administrativo,
o si no, hay correctivos
que se van a implementar.
Si quiere un saco de arroz
o un chin de la piedra china,
mándele un texto a Medina
o a su mismo portavoz.
Aquí, ya ni el mismo Dios,
o el que hizo el Mahābhārata,
podrá importar un Sonata,
o un sobrecito de té,
sino cuadra como es
con quien engañó a la Tata.
Si quiere un té de borraja
de la calidad más alta,
Llámese a Ramón Peralta
y así no arriesga la faja.
Los jueguitos de baraja
que se vende en la Duarte,
o aquellas obras de arte
que se importan por pedido,
sin permiso del ungido,
no van pa’ninguna parte.
31 julio 2018