Por Juan Tomás Valenzuela
La hermana del presidente
al igual que Robertico,
pretenden dar un palito,
de forma poco decente.
Con sus caras muy sonrientes
estos dos pelafustanes,
ella, trazando unos planes
para hacerse senadora
y él, privando en chapiadora,
quiere llegar sin afanes.
Los dos, con la vista fija
nomás en el presupuesto,
en un acto deshonesto,
(y reto a que me corrijan)
piden que de la botíja
del presupuesto escolar,
les den, para regalar,
las mochilas que el Estado
compró pa’l estudiando
del año que va a empezar.
Robertico, en una carta
dirigida a Andrés Navarro,
solicitó a boquejarro
el favor de que comparta
la parte decimocuarta
de las mochilas compradas,
para con esta jugada
enredar los estudiantes,
convertirlos en votantes
y hacer una cochinada.
Por otro lado, Lucía,
la hermana del presidente,
muy inteligentemente
ya cuadró su felonía.
Tras de la senaduría
que obstenta Félix el gato,
se consiguió un aparato
que borra cualquier letrero,
pone el nombre de ella entero
y ahí empieza el desacato.
Los útiles escolares
comprados por el Estado,
ella los tiene arreglados
con unas tapas frontales,
donde están sus generales
sobre los de Educación,
tratando con esta acción
de hacer creer a la gente,
que fue con sus propios dientes
que se hizo la donación.
Pero Dios, que lo ve todo,
cogió a esta ave de rapiña
y la encueró en Elías Piña,
junto a tó los visigodos
que ella mandó de algún modo
a que los metan en nómina,
pasando de forma irónica
por encima de la gente
que por no ser dirigentes,
sufren de forma antagónica.
Esta metida de pata
de la hermana del ungido,
lo implica comprometido
en toda esta perorata.
Ya no engañan ni a la Tata,
estos truhanes disfrazados.
Los dineros del Estado
metidos en reelección,
no van, en esta ocasión
a detener el enfado.
Juan de los Palotes.
27 agosto 2018