Por Juan Tomás Valenzuela
El ataque despiadado
al héroe David Ortíz,
devela la mediatríz
de todo un conglomerado.
El pueblo está condenado
a volver al salvajismo.
A nadie asombra el cinismo
con que las autoridades,
endilgan de “nimiedades”
estas faltas de civismo.
La avenida Venezuela
se ha vuelto un sitio de acceso
en el que no vale un peso
ni el cariño de la abuela.
La falta de centinelas
del referido sector,
han convertido en horror
transitar por esa vía,
sin el temor de que un día
te asalte algún malhechor.
Mientra que la policía
lo explica como hecho aislado,
David aún está postrado
al borde de la agonía.
Dice que fue terquería
lo que le ganó este hecho.
Que el hombre estuvo al asecho,
al menos de dos rateros,
que pendiente a su dinero
lo balearon por despecho.
Y mientras Monchy Fadúl,
con su cabeza de puerco,
todo el tiempo hablando estiércol
con su falta de glamour,
mirando haciendo el cielo azul
nos dice que es “peicepción”.
Que no hay causa ni razón
para sentirse asustados,
que el tema será abordado
después de la reelección.
Mientras las autoridades
andan metida en política,
la situación sigue crítica
por estas comunidades.
Son muy pocas la ciudades
del espectro nacional,
en el que alguien pueda andar
sin ser presa del delito,
mientra tanto, este maldito
se quiere repostular.
Juan de los Palotes
10 junio 2019
