Por José Luis de la Calva
En una proclama sin precedentes, el Papa Francisco ha llamado a la humanidad a tomar medidas que traigan consigo la salvación del planeta.
Expuso el Santo Padre en su encíclica Laudato Si (Alabado Seas), por primera vez dedicada a este tema, que es ahora que debemos actuar para detener esta vorágine destructiva de nuestra casa (La Tierra).
Hizo alusión al creciente aumento en el uso y la intensidad de los acondicionadores de aire, «es un comportamiento que a veces parece suicida», dijo.
Añadió que la humanidad debe tomar conciencia de la necesidad de cambios en los estilos de vida, la producción y el consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o lo acentúan.
«Es muy noble asumir la tarea de cuidar de la creación, pequeñas acciones cotidianas son maravillosas, la educación es capaz de motivarnos a dar forma a un estilo de vida. Educar para la responsabilidad puede animar a variar comportamientos que tienen un efecto directo e importante en el cuidado del medio ambiente, evitando el uso de plástico o papel, reducir el consumo de agua, separación de residuos, cocinar lo razonablemente que se puede comer, tratar con cuidado los otros seres vivos, utilizar el transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias», dice Bergoglio.
Proclamó que la ecología integral, también afecta a la vida diaria, especialmente en las zonas urbanas. Llama a mejorar la calidad integral de la vida humana, como: los espacios públicos, la vivienda y el transporte. «El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación y creatividad admirable y generosa, las personas y grupos que son capaces de derribar los límites del entorno, aprenden a orientar sus vidas en medio del desorden y la inseguridad», añade.
Para el Pontifice «Las raíces de la crisis en profundidad es un acto cultural y no es fácil – admite -necesita rediseñar hábitos y comportamientos». La educación y la formación son desafíos centrales para todas las necesidades y motivaciones de un cambio; En ellos deben estar involucrados todos los ámbitos educativos, principalmente «la escuela, la familia, los medios de comunicación y la catequesis».
Otra salida a este modo de vida, es también la posibilidad de «ejercer una presión sana a quienes tienen el poder político, económico y social. «Y con estas denuncias se puede ver lo que sucede cuando las decisiones de los consumidores son capaces de cambiar el comportamiento de las empresas, que obliga a considerar el impacto ambiental y los patrones de producción». Así que «no se puede» subestimar la importancia de la educación ambiental, puede derrocar a los gestos y hábitos cotidianos, al reducir el consumo de agua, para separar sus residuos hasta «apagar las luces innecesarias».
Una ecología integral, escribe el Papa, también hace de las acciones cotidianas el que rompamos la lógica de la «violencia, la explotación y el egoísmo». Y todo será más sencillo desde una mirada contemplativa que viene de la fe: Para el creyente, el mundo no se contempla desde fuera, sino desde dentro, el reconocimiento de los vínculos con que el Padre ha inscrito todos los seres.
Por otra parte, el aumento de la peculiar capacidad que Dios ha dado a cada creyente, la conversión ecológica lo lleva a desarrollar su creatividad y su entusiasmo, afirma Francisco.
En «es alabado» en ese entonces, la línea propuesta en Evangelii Gaudium: «La sobriedad, vivió con la libertad y la conciencia. De hecho, sostiene Francisco, «felicidad» requiere que usted sea el límite necesario, que quede tan «a disposición de las muchas posibilidades de que su vida»; de esta manera se hace posible «sentir de nuevo que nos necesitamos unos a otros, tenemos una responsabilidad para con los demás y el mundo, que vale la pena de ser bueno y honesto».
Que los santos, nos acompañen en este viaje. San Francisco, el ejemplo por excelencia de la cura para esta débil ecología integral, vivió con alegría, como modelo, con inseparables preocupación por la naturaleza, la justicia de los pobres, el compromiso en la sociedad y la paz interior, asegura el Papa.
La encíclica recuerda a San Benito, Santa Teresa de Lisieux y el Beato Charles de Foucauld. «Después del ‘Loado seas'» en un resumen preparado por periodistas de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, un mapa real para orientar en 190 páginas de texto, dividido en seis capítulos y 250 párrafos.
El examen de conciencia, significa que la Iglesia siempre ha recomendado a dirigir sus vidas a la luz de la relación con el Señor, que debemos incluir una nueva dimensión, teniendo en cuenta no sólo la forma y comunión viva con Dios, con los demás y con ellos mismos, sino también con todas las criaturas y la naturaleza«.