Por Juan Tomás Valenzuela
Cuando López Obrador
dió su discurso de entrada,
la claque representada
ante tan digno orador,
disimulaba el rubor,
notablemente aludidos,
como el caso del ungido,
de Peña Nieto y Leonel,
o Margára, su mujer,
quien lo presenció de oído.
El presidente Obrador
anunció que iba a vender
el yipe del Canciller,
dos aviones y un motor
y esto causó gran furor
a nuestra delegación.
El ungido, campeón
del despilfarro estatal,
no pudo disimular
la incómoda situación.
Ante tanto desagravio,
Leonel y el Benefactor,
uno, emanado sudor
y otro chapándose el labio,
urgaban el astrolabio
para no perder el tino.
No había que ser adivino
pa’ver que estos dos bandidos,
se sentían más que aludidos
ante un AMLO tán genuino.
AMLO habló de corrupción,
y la definió desgracia,
mientras que la burocracia
de Danilo y el león,
le abría la puerta a Rondón,
a Quirino y a João,
al mafioso de Bilbáo
que hizo la torre Atiemar,
al ex presidente Aznar
y a un cubano deportáo.
Mientras López Obrador
limpia México de escorias,
aquí, la ley migratoria
anda de mal en peor.
El gobierno malhechor
se apresta a firmar un pacto,
que destruiría en el acto
los límites fronterizos,
pa’que el mudo circunciso
haga un gobierno de facto.
Juan de los Palotes
3 diciembre 2018