Por Juan Tomás Valenzuela
La condición de muelú
del prócer, líder y guía,
no causa la algarabía
que en los tiempos de Mambrú.
Casi nos dá un patatús
cuando este pelafustán,
brincando como Tarzán
en esta jungla política,
quizo equiparar su mística
con nuestro equipo titán.
Totalmente desfasáo,
este otrora intelectual,
intentóse equiparar
al Águila del Cibao.
Mamá solo dijo ¡Wao!
cuando oyó ese disparate.
Salir con este dislate
un hombre de ese nivel,
evidencia que el poder
no está pa’ este guaremate.
Un afro gris descuidado,
una mirada perdida,
esa consciencia abatida,
tristemente derrotado,
hacen ver a este taimado,
antes amo de los vientos,
que ya no está en su elemento
que despertaba pasión,
y su conceptualización
nunca fue más que otro cuento.
Gente que se desvivía
al escuchar a este mago,
hoy solo les causa estragos
oír sus babosearías.
¿Donde está la gallardía
que distinguía a este león?
¿Se llevó la corrupción
junto con nuestro dinero
la magia que este cuatrero
mostraba en su exposición?
El equiparar su historia
al equipo del Cibao,
nos dice que este amemao
ya está en su etapa mortuoria.
Ni siquiera la memoria,
uno de sus grandes dotes
le quedó a este galipote,
después que el benefactor,
actuando sin más rubor
lo venció como al Quijote.
Juan de los Palotes
11 diciembre 2018