Por Juan Tomás Valenzuela
Dicen los nacionalistas
que ahí anda un perro con “Rabia”
que no es de Irán, ni es de Arabia,
ni de China Comunista.
Se supo en una entrevista
que hicieron a otro sabueso,
por los predios del Congreso
donde tiene su oficina,
que no era de Islas Malvinas,
Turquía, ni el Peloponeso.
El can que anda por las calles
mordiendo a quien se le enfrente,
no es un viajero de Oriente,
ni la ciudad de Versalles.
Según últimos detalles
que circulan por ahí,
ya nos confirman que si,
que el prócer de Arroyo Cano
le dió visa a un perro haitiano
que ha entrado por Jimaní.
“Nuestra patria está en peligro”
se oyó decir a una loca
con mentalidad trastoca
por el desorden inmigro.
Aunque yo no la denigro
por no ser dama prestante,
resulta un poco chocante
que esta loca depravada,
no se coja con Cavada
o el cubano traficante.
Todo lo malo importado
que le llega a este país,
siempre dicen que es de Haití
y nunca del otro lado.
Los que ordeñan al Estado
con sus socios de Brasil,
no vienen de Guayaquil
ni de la estrella de Orión…
entran tó por Dajabón
disfrazados de albañil.
Miembros de la Antigua Orden,
un grupo de analfabetos
que han puesto de parapeto
tan solo para que estorben,
propician que se desborden
los ánimos ciudadanos,
contra infelices haitianos
que atrevieran la frontera,
buscando alguna manera
el “sueño dominicano”.
Sin embargo, la mordida
que tiene al pueblo rabioso,
es la que dá ese azaroso
y su vice presumida.
Aquí ya no hay ni comida
para los dominicanos,
y cortando por lo sano
para buscar distracción,
dicen que la corrupción
es culpa de un perro haitiano.
Juan de los Palotes
21 diciembre 2018