Por Juan Tomás Valenzuela
Una legión de tarados
ataviados con piyamas,
salieron esta mañana
en la redes retratados.
Este grupo de avezados
y carentes de vergüenza,
han ocupado la prensa
insulsa y agavillada,
que ha cedido sus portadas
a este clan sinvergüenzas.
El primero que ha salido
vestido de zanahoria,
es el senador escoria,
secretario del Partido.
Este truhán mal nacido,
propenso a la fotofilia,
posó junto su familia
en ridículas piyamas,
como una venta de auyamas
en algún bazar de Siria.
El que no se quedó atrás
fue el sinvergüenza de Amable,
con un T-Shirt destestable
y con su barbita al ras.
Supe de Temo Montás,
pero no he visto las fotos.
Más quien armó el alboroto
fue el enano de la Z,
con esa boca e’chancleta
y su piyama de loco.
Me dicen que hasta Susana,
la biónica analfabeta,
salió en rolo, en chancletas
y disfrazada de auyama.
El prócer de Villa Juana,
según cuentan sus acólitos,
fue el único, a más de Hipolito,
que no cayó en el relajo
de retratarse en refajo
para un selfie melancólico.
Junto a la mala contumbre
de apropiarse de lo ajeno,
ya todo el Partido en pleno,
conforme a su podredumbre,
se ha unido la muchedumbre
que en los tiempos Navideños,
se disfrazan con desdeño
a costumbres campesinas,
usando ropas muy finas
de acuerdo al gusto norteño.
Muy lejos del Louis Vuitton,
que se usa en los países,
creo que toda estas lombrices
y el ungido cachetón,
al llegar a la prisión,
que es su próxima morada,
debían vestir, sea de Pradda
o Paris, la ciudad luz,
un mameluco, o un flus,
pero de franjas rayadas.
Juan de los Palotes
27 diciembre 2018