Por Juan Tomás Valenzuela
Siempre me había preguntado
como era que el presidente
podía ser tán influyente
sin ser un hombre versado.
Como era que había logrado
esa posición tan alta,
si en vez de él, era Peralta
quien asumía el compromiso,
o de hacerles caso omiso,
o responder cualquier falta.
Y hoy todavía me pregunto,
¿Como un truhán de pacotilla
controla una camarilla
de pillos y vagabundos
que quieren robarse el mundo
nada más que atento a muela,
si por lo visto, ni escuela
en su antiguo Arroyo Cano,
aprovechó este marrano
que hoy nos lleva a la gavela?
Aquella improvisación
de culpar a deportados
por los problemas de Estado
que no encuentran solución,
constituye, a la sazón,
algo más que un recoveco,
de lo qué Genovés Gneco
había dicho de sus tesis,
que ni con telequinesis
pudo hacerla este muñeco.
Aunque ahora, sus acólitos
quieren decir que es amnesia
y no falta de magnesia
lo que lo equipara a Hipólito.
Pero ayer, fue más que insólito
con lo que salió el ungido,
en la muerte del marido
de la audáz Sonia Mateo,
cuando dijo sin jadeo,
que Jaime se había morido.
Juan de los Palotes
26 enero 2019