Por Juan Tomás Valenzuela
La coima, la corrupción
y la acción de palangristas,
ha convertido en revista
la más antigua edición
del diario que la nación
tenía como buque insignia,
para enfrentar la ignominia
de los que a través del tiempo,
disfrutan del pasatiempo
de hacernos la vida indigna.
Cuando Arturo Pellerano
puso su fé en esta empresa,
actuaba con la certeza
de hacer periodismo sano.
No el que hacen estos gusanos
en estos tiempos presentes,
vendidos a un presidente
como viles prostitutas,
ya que ninguno se inmuta
al mentir abiertamente.
Cuando el gobierno nos mea,
la prensa dice que llueve
y dice que abunda nieve
cuando la droga permea.
Esta prensa farisea
arrodillada al Estado,
parece que no se ha dado
cuenta de que su quehacer,
la hará desaparecer
si no se cambia de lado.
Tú ves a unos tajalanes
sin principios ni moral,
escribiendo editorial
cuál si fueran alemanes.
Consonos a los desmanes
de un sistema corrompido,
que aunque hoy dirige el ungido,
lo cierto es que en otras veces,
no son menos mequetrefes
los que nos han dirigido.
Hoy le toca al Listín Diario
pasar por esta agonía,
como El Caribe, aquel día
que redujo su glosario.
Pero quien sufre el calvario
no son los que lo dirigen,
ellos, tan solo se rigen
por el flujo de mercado
y a quien dejan embarcados
son a los que lo reciben.
Juan de los Palotes
13 marzo 2019