Por Juan Tomás Valenzuela
Cada vez que Quirinito
deja asomar su cabeza,
Sigfrido, con sutileza,
le manda su mensajito
de que salga rapidito,
y recoja sus motetes,
que se ponga los cohetes
y se cambie de escondite,
y que de esa forma evite
que le pongan los grilletes.
Ya se ha vuelto una costumbre
del jefe del DNI,
que cuando alguien por ahí
aclara a la muchedumbre,
de que ya la pesadumbre
del paraje de Quirino,
se le ha cerrado el camino
para que no pueda huir,
le avisa, en forma sutil
que reubique su destino.
Quirinito estuvo muerto
más tiempo que el Nazareno
y todo el gobierno en pleno
dió por sentado este entuerto.
Si la Junta de Roberto
dió el acta de defunción,
no había ninguna razón
pa’cree que este angelito,
tal como hizo Jesucristo
haría una resurrección.
El tipo resucitó
igual como lo hace un santo,
y esto no ha causado espanto
ni al juez que lo sepultó.
Igual que el hijo de Dios,
el man volvió de la muerte
y ha tenido tanta suerte
después de haber revivido,
que ha pactado con Sigfrido,
ya que siempre es quien le advierte.
Juan de los Palotes
17 marzo 2019