Por Juan Tomás Valenzuela
Dice Castaños Guzmán,
blandiendo una patecabra,
que la última palabra
no la tiene Corporán,
ni Cantinflas, ni Tintán,
ni el Chapulín Colorado,
ni el Cardenal, ni Conrado,
ni un senador engreído,
que quien sabe es el ungido
o el tribunal designado.
Reveló, que lo que él hizo,
aún saliendo calimocho,
la Ley 33-18
lo asume sin compromiso.
Él nada más dió el aviso
de que de forma excluyente,
el arrastrar dirigentes
del partido de gobierno,
buscaba que se haga eterno
el poder del presidente.
Cuando el dijo que lo dicho
ya no tenía vuelta a atrás,
le quitaba el antifáz
al tribunal sosodicho.
Este vulgar mama…
habló con jactanería,
creyéndose que él podría,
pa’complacer a su gente
imponer algo indecente
en bien de la cofradía.
Sin embargo, es el partido
que lo nombró en ese puesto,
que lo hace ver deshonesto,
charlatán y desabrido.
Si él le responde al ungido
como su jefe inmediato,
Reinaldo, vé desacato
en el tema electoral
y no lo piensa dejar
imponiendo malos tratos.
Para asegurar su asiento,
el Dr. César Castaños
hizo un movimiento extraño
y se pasó de contento.
Ahora, con este intento
de recoger su palabra,
tomando su patecabra
nuevamente entre las manos,
dice en un lenguaje llano,
que él no tiene la palabra.
Juan de los Palotes
16 Mayo 2019