Por Juan Tomás Valenzuela
La democratización
del partido de gobierno
le ha creado un plan alterno
a este antro de corrupción.
Si usté es marica, ladrón,
o es amigo de lo ajeno,
si peleó con Jack Veneno
o estuvo en la cuadra ruda,
si escribe como Neruda,
o es bueno implantando senos.
Si sabe usted delinquir,
si es traficante o rifero,
si en los 30’s fue palero
y hoy viste de casimir,
solo tiene que acudir
a su Comité Intermedio,
que allí le ponen remedio
a cualquier contravención,
se inscribe pá la audición
y después… ¡santo remedio!
Si acaso usted violó un niño
y lo agarraron camán,
venga aquí, que ya hay un plan
pá tratarlo con cariño.
No se aceptan escudriños
a la conducta de nadie,
y mientras que el sol irradie
bajo el manto del ungido
aquí será protegido
y después… ¡no hay ná pa’ nadie!
No importa la gravedad
de sus faltas o delitos,
para usté hay un chancesito
con toda seguridad.
La discrecionalidad,
en casos de latrocinio
son de absoluto dominio
del entorno de Medina,
de sus jueces, sus bocinas,
que no aceptan escrutinio.
Los que fuimos circulistas
en los tiempos de Juan Bosch,
vemos cómo se acabó
esa cultura boschistas.
Ahora hay que ser arribista,
bandido y degenerado
par ser considerado
para algún puesto electivo,
y sin estos atractivos
nadie vá pá ningún lado.
Juan de los Palotes
1 julio 2019