Por Juan Tomás Valenzuela
Con la Banda Colorada
trotando en la Marcha Verde,
es obvio como se pierde
el pudor de una trastada.
Gentusa desvergonzada
usando una estratagema,
quieren meternos la enema
de que odian la corrupción,
cuando en vez de solución
fueron parte del problema.
Con un disfraz de jevito,
el sinvergüenza de Quique,
caminó como un cacique
cantando y lanzando gritos.
Creyéndose un muchachito,
el charlatán reformista,
ayer se lanzó a la pista
en la marcha del Cibao,
a ver si encontraba un lao
entre los nacionalistas.
Quique Antún, oliendo a establo
con su chaqueta de cuero,
pedía a gritos un sombrero
para ese calor del diablo.
Había que oír sus bocablos
en contra de la corrupción.
El hombre hizo un papelón
disfrazado de Bukele,
que viéndolo, se conduele
hasta el actor más chingón.
Después de ser objetado
por quebrar al BNV,
este hombre tiene el tupé
de marchar a nuestro lado.
Correctamente ataviado
como un capo del delito,
el discípulo de Elito
marchó por la impunidad,
cual si no fuera en verdad
caimán del mismo charquito.
Juan de los Palotes