Por Juan Tomás Valenzuela
La renuncia de Castaños
se hace más que necesaria,
después que en estas primarias
hizo un conteo con engaño.
Y no ha valido regaño
en contra de este engreído,
su complot con el ungido
para amañar el proceso,
lo hacen ver, a más de avieso,
que no es más que otro bandido.
Castaños, que impunemente
tiene a sus hijos nombrados
en nóminas del Estado
sirviéndole al presidente,
ha sido muy diligente
en conseguirle ventajas,
pá que no arriesgue la faja
contra sus archienemigos
y que se quede consigo
el título y la almorraja.
Le armó una trampa a Leonel
con el lío del algoritmo
y luego con el cinismo
que es norma en la gente infiel,
dice que no va a acceder
a revisar el conteo,
pero después de un mareo
presenta unos resultados,
en los que deja enredado
hasta al mismito Pompeo.
Aunque aquí nadie creyó
en aquellos resultados,
él los dió por asentados
y el que perdió se embromó.
Hasta un mensajito envío
al pleno del Tribunal,
ordenándoles fallar
a favor del penco ñame
y en contra del otro infame
que se quería postular.
Ahora que nadie cree
en la honestidad del pleno,
vuelve y carga de veneno
la paila de fricasé.
Pretendiendo rejodé
con lo del Voto Electronico,
contrata de modo irónico
a un compadre de Medina,
para que embárrele harina
un proceso ya disfónico.
Juan de los Palotes
11 noviembre 2019