Juan Tomás Valenzuela
Aún claramente manchado
por la presencia de algunos,
el acto, más que oportuno,
fue un duro golpe al Estado.
Todo un pueblo desbordado
contra un corrupto sistema,
que no ha resuelto un problema
desde que unos mozalbetes,
un febrero 27
lo erigieron como esquema.
Esa esencia Trinitaria
se respira en un ambiente
que está plagado de gente
sin ambición partidaria,
unido en catenaria
por un similar propósito:
Anular el despropósito
de una Junta de Bergantes,
que de forma vergonzante
vetaban el voto expósito.
Hermoso, ese mar de gente,
secundados por artistas
que calentaban la pista
y animaban en ambiente.
¡Que se vaya el presidente!
Se escuchó entre las proclamas.
Viejos, jóvenes y damas,
coreando a una sola voz:
¡Abajo esta Junta atróz,
corrupta y de mala fama!
Si hubo nota discordante,
en este día venturoso,
es porque uno u otro azaroso,
pasándose de brillantes,
quisieron picar alante
para beneficio propio.
Mirando con microscopio
quien podía participar
y a quien no dejar entrar
a la instalación de acopio.
Aunque la concentración,
se dijo era anti política,
vi una participación ecléctica
de lo que es la oposición.
No entiendo porque razón,
si era una protesta en pleno
contra este manejo obsceno
de las mieles del poder.
Si se vetó a Abinader,
¿Que buscaba allí Moreno?
A veces, la corrupción
no solamente es gobierno.
Hay diablitos del infierno
también en la oposición.
La que vetó, con su acción,
la participación de Luis,
era de Alianza País,
y actuando con malas artes,
benefició a sus compartes,
igual que lo hacía Lilís.
Juan de los Palotes
27 febrero 2020