Por Juan Tomás Valenzuela
Así como una llovizna
refleja el fallo pluvial,
este ungido proberbial ,
de una manera que indigna,
elevaba la consigna
de que aquí no había pobreza.
Lo decía con tal certeza,
que hasta banqueros de Oriente,
rogaban al presidente
que compartiera el secreto,
para ellos salir de aprietos
de esa forma inteligente.
El crecimiento económico
que mostró Valdez Albizu,
avocaba un compromiso,
más que frugal, ergonómico.
Pero esto era dicotómico
a la realidad virtual,
ya que la entrada mensual
de un hogar dominicano,
es de un nivel inhumano
por culpa de este fatal.
Se alegaba crecimiento,
bonhomia y superávit,
incluso, de una affidavit
de un 400 por ciento.
Pero eso era solo un cuento
de Albizu y del presidente.
La realidad, tristemente,
es que este virus fatal,
nos deja en claro lo mal
que hoy se encuentra nuestra gente.
Se vendió la falsa idea
de un paraíso fiscal,
en donde el que aún está mal
es porque no se codéa
con el chivo que mas mea,
con el titán del progreso,
o por aquellos sabuesos
que atacando corrupción,
se van a una oposición
en la que nunca hay un peso.
Pero llega una epidemia
de una provincia de China
y el presidente Medina
ya está sufriendo de isquemia.
Y resultó ser blasfemia
el superávit mostrado.
Este ñú desvergonzado
tan solo hablaba mentiras
y hoy estamos en las tiras,
al tris de ser contagiados.
Juan de los Palotes
26 marzo 2020