Por Washington Cabello
(BRASILIA, Brasil).- Mientras este país se ha convertido en el epicentro en América Latina, arribando a la lamentable suma de 11,123 ciudadanos muertos, a causa del Covid-19 o coronavirus, y un total de 162,699 contagiados, el presidente Jair Bolsonaro, pide reapertura del fútbol y desata otra polémica, a pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Bolsonaro, llamó una «gripecita» a esta terrible enfermedad y ahora Brasil, en el sexto país del mundo más afectado por la pandemia, tras anunciar el primer deceso el 17 de marzo.
Pero el problema es que este «mandatario» brasileño volvió a desdeñar de la pandemia y ha calificado la crisis sanitaria que su país atraviesa como una «neurosis», mientras se paseaba en una moto acuática.
No sabemos que le ocurre a Bolsonaro, que ya había anunciado que realizaría un asado en el Palacio da Alvorada, en Brasilia, para los ministros y empleados de la Presidencia de la República.
Pero lo triste del caso no es que Bolsonaro, se burle de la crisis, es que ha encontrado eco en un grupo que salió a las calles a apoyarlo y a protestar contra las medidas de aislamiento social.
El Ministerio de Salud, informó que hoy se registraron 6,760 nuevas infecciones y 496 muertes a causa de la pandemia. Agregando que hoy ha habido una significativa reducción, en relación a los cinco pasados días que los fallecidos sobrepasaron los 600, como el viernes que fue de 751 muertos.
Dijo que Sao Paulo, el estado más poblado, con 42 millones de habitantes, se mantiene como epicentro de la pandemia, sobrepasando los 45,000 casos, con 3,709 muertes. Le sigue el estado de Río de Janeiro, con más de 17,000 infectados y 1,714 fallecidos. Aquí mañana algunos municipios iniciarán el confinamiento absoluto.
Fuentes hospitalarias, dan cuenta de que el 90 % de las camas de terapia intensiva en los hospitales privados de Río de Janeiro, están ocupados, mientras que la red de salud pública ya colapsó.
Igualmente preocupa la situación en la empobrecida región nordeste del país, donde el Estado de Ceará, se convirtió en el tercero más azotado por el Covid-19, con 1,114 muertos y casi 17,000 casos confirmados.
En un intento de contener el avance de la pandemia, el gobierno de este Estado decretó el viernes el confinamiento absoluto de la población en la capital Fortaleza. Sin embargo, tres días después, decenas de personas siguen desafiando las medidas de restricción. Diversos puntos de la ciudad registraron aglomeraciones este fin de semana, lo que obligó a que agentes de la policía intervinieran y cerraran varios establecimientos comerciales no esenciales.
Mientras que en Pernambuco, también en el nordeste, superó hoy los 1,000 muertos por coronavirus y ha registrado en los últimos días un promedio diario de 700 infectados por día, totalizando 1,047 fallecidos y 13,275 casos.
No obstante, el archipiélago de Fernando de Noronha, situado en ese estado, anunció que levantará a partir de mañana su confinamiento absoluto decretado el pasado 20 de abril, después de que no registrara ningún nuevo caso y todos sus 28 infectados se hayan recuperado de la enfermedad.
El ministro de Salud, Nelson Teich, lamentó la marca alcanzada este domingo y aseguró que dará «lo mejor» para vencer «rápido esta terrible guerra».
Sobre su anunciado asado en el Palacio, dijo que no se recomiendan aglomeraciones, y que «cometería un crimen» para reunir a los invitados, que serían unas 30 personas, y hasta harían un partido de fútbol.
«Estoy cometiendo un crimen. Voy a hacer un asado el sábado aquí en casa. Charlaremos con algunos ministros, algunos empelados que están acá mi lado», dijo Bolsonaro a la prensa a la entrada del Palacio de Alvorada.
Y hasta bromeó, cuando afirmó que «hará una «vaca» (juntar dinero) para pagar la carne». Sin embargo, no se permitirán bebidas alcohólicas, comentó. «Habrá que poner 70 reales. No habrá bebidas alcohólicas , si no, la primera dama pondrá a todos a correr», bromeó.
Bolsonaro recibe fuertes críticas y enfrenta una tormenta política por su gestión de la crisis. Suele participarr de marchas multitudinarias sin respetar el aislamiento preventivo, no usa barbijo y varias veces criticó a los gobernadores estaduales por las restricciones que impusieron para contener el avance del virus.
Con información cortesía de: Clarin