Por Juan Tomás Valenzuela
Buscando un desesperado
intento de suspensión,
Danilo ha enviado a un guasón
al tribunal colegiado,
a ver si por algún lado
se consigue un bajadero,
pá que los alabarderos
de su penco candidato,
no atraviesen un mal rato
en el torneo venidero.
Aquesta instancia incoada
por Gilberto Núñez Brun,
un leguleyo cabrúm,
que nos recuerda a Cavada,
fue de una vez desmontada
por Román Jáquez Liranzo,
un juez que parece manso
pero que nunca lo ha sido,
metiéndole el pie al ungido
y al penco patas de ganso.
Mientras el juez rechazaba
el intento de chantaje,
llega un nuevo tigueraje
de Gonzalo y de Iris Guaba,
pa’l que cocina con cuaba
y con leña en el fogón,
puedan tener la ocasión
de utilizar gas propano,
del más puro y más bacano
que ofrece la corrupción.
Subiendo cuatro con veinte
al gas de hacer la habichuela,
financian la francachela
de este par de delincuentes:
La pérfida de los dientes
y el del avión confiscado.
Dos rufianes postulados
que hacen vida en el delito,
y se buscan su chenchito
del modo más descarado.
Tanto que en el 2008
nos burlábamos de Amable
por su estilo deleznable,
cantinflesco y calimocho,
que cuál loco del 28,
desde un camión de la Liga,
nos llenaba la barriga
de pollo, cuarto y salami
y sepan que hasta mi mami
disfrutó de esa boñiga.
Juan de los Palotes
23 mayo 2020