Por Juan Tomás Valenzuela
El solidario Gonzalo
que dió tanto romo y pan,
después que lo descartán,
ya no dá ni un pasapalo.
Después que decían que el malo
era Luis Abinader,
porque ni él, ni su mujer,
andaba regando gas,
resulta que ahora Caifás
no está en ese menester.
Salían como los cocuyos
después del toque de queda,
a caminar y a dar rueda
brindando lo que no es suyo.
Metieron en un andullo
a Luis y a Doña Raquel.
Jugaron, desde el poder,
con sus barajas marcadas,
con McKinney, con Cavada
y Consuelo Despradel.
Sin la más mínima higiene,
ni norma de urbanidad,
andaban regando gas,
agua, leche y kerosene.
Y no es que ahora yo condene
sus expresiones de altruismo,
es que eso era clientelismo
del más vil y más vulgar,
como bien dijo Fulcar
en su entrevista en Hoy Mismo.
Hoy, que se fue la campaña
y que ganó Abinader,
ni el bizco, ni su lebrel,
ni la “swing” del Hombre Araña,
han vuelto a dar ron de caña,
ni el gel, ni las mascarillas,
ni una simple jeringuilla
para detener el Covid,
ni he visto a Lorena Bobbitt
avergonzando al de Villa.
Se fue el PLD al carajo
y con él, Ángel Rondón.
y ya no hay contemplación
para la gente de abajo.
El pobre, el que jiede a grajo
y aquel que no es de alta alcurnia,
ni han el que vive en la furnia,
ni hizo vida en el delito,
cuentan ya con el penquito
ni su abnegación nocturna.
Juan de los Palotes
24 julio 2020