Por Juan Tomás Valenzuela
El ruín de José Tomás
está apelando al “buen juicio”,
al borde del precipicio
porque esto no se dió a más.
Este ofidio, lenguaráz,
dicharachero y lambón,
que apañó la corrupción
desde un cargo diplomático,
exige de modo enfático
que no haya cancelación.
Este ser tan despreciable,
cuando fue legislador,
legisló con deshonor
contra un pueblo miserable,
al que nunca vió confiable
para un puesto en el Estado.
Quedando este, reservado
para los compañeritos,
que estando o no en el delito,
siempre fueron respaldados.
Sin la carta del Partido
(y Tomás lo sabe bien)
¿quien podía abordar el tren
de este bizco malnacido?
¿Quien, si no era del ungido
podía aspirar a una beca?
Que diga este come ñeca
que funge de embajador,
quien, en medio del fragor
de esta campaña morada,
pudo con él, lograr nada
aunque sea un simple favor.
Ahora, como están perdidos
y detrás tienen un séquito,
y ya el cálculo aritmético
no dá pá lo sustraído,
se destapa este bandido
disque pidiendo prudencia,
pá que la nueva gerencia
que encabeza Abinader,
no los saque del poder
por un tema de clemencia.
Mierda pá él… se van tó!
Desde Fomento al Intrant.
Y junto a este charlatán,
también se va Andrés Boció.
Se va Tato Bisonó
con todo y su constructora.
Se va Alvarito, la Tora,
Nayib Chahede, Cavada
y la vieja deslenguada,
pues viene una aplanadora.
Juan de los Palotes
27 julio 2020