Por Ricardo Bustos
Esto que hoy ocurre con el Coronavirus, es una prueba más para refutar cualquier pronóstico de quienes viven anunciando el fin del mundo.
Nosotros nos estamos destruyendo por propia voluntad, pero el planeta continuará girando en el sistema solar que integra.
Algunos nos iremos antes, otros después, pero hay un final del que nadie podrá escapar y ahí radica el problema de gran parte de la humanidad, porque no asumen que la vida en la tierra es apenas la siesta de la muerte.
La lógica es quizá una de las posibilidades más claras que tenemos los seres humanos para analizar todo. No sabemos los millones de años que tiene nuestra casa mayor, la misma que ocupamos apenas 70, 80 o más años para después volver al lugar de partida.
Nada es para siempre y todo se convierte en nunca. De nosotros depende cómo y cuando disfrutar de los momentos que nos brindan.
Mañana nadie sabe que ocurrirá. De nada sirven las disputas, odios o rencores. Otras vidas, en otros tiempos, continuarán por el mismo camino que todos hemos recorrido algún día.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador
Capiovi, Misiones, Argentina
DNI 7788556