Por Juan Tomás Valenzuela
De los cientos treinta y seis
que habían en el consulado,
Don Eligio, ha confirmado,
sin bulto y sin guararey,
que algo más de treinta y seis
vivían en Santo Domingo,
que hasta había un juego de Bingo
en la sede consular,
y que para trabajar
se contrataban dos gringos.
Lo que encontró Eligio Jáquez
allá en ese consulado,
fue un dispendio organizado
y muchos otros achaques.
De los días del almanaque
destinados al trabajo,
este grupo de guanajos
tenían dedicado al ocio,
mucho más que a los negocios,
porque esto allí, era un relajo.
Eligio, va a Nueva York,
como cónsul general,
muy dispuesto a adecentar
este órgano corruptor.
Yo me imagino el valor
que habrá de tener Eligio,
cuando empiecen los litigios
por los puestos de trabajo,
cuando hasta María Gargajo
comience con su fastigio.
Eligio, está esperanzado,
según dijo en la entrevista,
de que los perremeistas
que van a entrar a su lado,
nunca asuman que el Estado
va a ser propiedad de ellos,
como antes lo fue de aquellos
que con absurda inconsciencia,
lo vieron como una herencia,
o como un tren de atropello.
Juan de los Palotes
3 septiembre 2020