Por Juan Tomás Valenzuela
Con el cuento de un derrame
salió Francisco Pagán,
viendo a ver, con este plan,
(sin que Miriam, le reclame)
si tal vez encuentra un ñame
de mentalidad escasa,
que lo mande pá su casa
en actitud solidaria,
con prisión domiciliaria,
cómo le toca a su raza.
Se ha inventado tó los trucos
que se podían inventar,
pá ver si logra burlar
a Miriam y a sus trabucos.
Este viejito maluco
de la traba del ungido,
nomás no se le ha ocurrido
hacer como Quirinito,
que no pagó sus delitos
porque se hizo el morido.
Primero fue una diarrea,
luego una uña encarnada,
y ni siquiera Cavada,
que dá para lo que sea,
le dió aquiescencia a esta idea
del “fatal padecimiento”,
que no era más que otro invento
de este ingeniero civil,
que se quiere escabullir
de cualquier sometimiento.
Pagán, se tiñó el jocico
para simular papera,
a ver si de esta manera
Miriam, cede a los suplícos.
La idea la tomó del “bico”
cuando se la dió al cuñado,
quien también es señalado
de muchísimos delitos,
de cuáles, el más chiquito
es desfalcar al Estado.
Aquí se ha hecho costumbre
que quien sale señalado
de una vez es ingresado
con alguna gravedumbre.
Más vale que se acostumbren
a que las cosas cambiaron.
Si eran sanos cuando actuaron
en contra del presupuesto,
ahora que están bajo arresto
que también tengan valor
y que acaten con honor
lo que les será interpuesto.
Juan de los Palotes
24 enero 2021