Por Juan Tomás Valenzuela
Miriam, realizó un descenso
en la Corte de San Pedro,
para indagar un desmedro
que tenía el ambiente tenso.
Habían fiscales propensos
al maltrato ciudadano,
de servidores cercanos,
de abogados, periodistas
y a una dilatada lista
de nobles y cortesanos.
Con la “visita sorpresa”
de Miriam, a Macorís,
ya se cortó de raíz
la gestión de la metresa.
Toda la indelicadeza
que vió la administración,
de Roberto Encarnación
y la bandida de Idalia,
con todo y parafernalia,
se comieron un mojón.
El señor Encarnación
dispuso, en licencia médica,
olvidando toda predica
de enfrentar la corrupción,
la simple liberación
de dos hombres apresados,
después de ser acusados
por violentación de género,
contra cónyuges, congeneros
y demás interesados.
Era una costumbre expresa
entre jueces y fiscales
vender sentencias banales
llenas de indelicadezas,
a quien, bajo de la mesa
les proporcionaba coima.
“Y éta vaina esa una noima”
como dice Antonio Maite,
quie defiend, por su parte,
que no se haga una reforma.
Miriam, está por la goma
y aquí, fiscales y jueces,
tendrán que pagar con creces
y no con mierda e’ paloma,
esas sentencias que embroman
todo el Poder Judicial.
Desde hoy, quien lo haga mal,
tendrá graves consecuencias,
pues ya no valdrá influencias,
ni frente a Luis, ni a Fulcar.
Juan de e los Palotes
14 febrero 2021