Por Juan Tomás Valenzuela
Entre los muchos negocios
del guardia con la pastora,
se habla de una lavadora
en la que el ñús era un socio.
De esparcimientos del ocio,
tenían un club de billar,
una boîte con vista al mar,
varios centro de masajes,
cuatro bancas, tres garajes
y tiendas de celular.
Alquilaban plataneras
de las que van al mercado,
ponían música, tintados
y un prostibulo en Cabrera.
Confeccionaban banderas
de las que usan los patriotas,
compraban cadenas rotas
a conchos y a pasoleros,
hacían sillas de barbero
y reparaban Toyotas.
Tenían un centro de uñas
en el que hacían extensiones,
vendías carros y camiones
con Wellmón y con Antuña.
Con Toco, el hijo de Ñuña,
pusieron en Barahona,
una venta de coronas
para enfermos desahuciados,
un bar, un juego de dados
y un spa para jamonas.
Montaron en Cristo Rey,
por los predios del mercado,
una fábrica de helados
y una venta de mapuey.
Vendían romo Siboney
pá cuando el dinero amengua
y en lo que uno se deslengua,
tenían un Drink de bufeo
que todo el que iba en teteo,
salía de allí, hablando en lenguas.
Juan de los Palotes
6 mayo 2021