Por Washington Cabello
(PUERTO PRÍNCIPE, Haití).- El asesinato del presidente de este país, Jovenel Moïse, no ocurrió por los disparos, sino que fue torturado inmisericordemente lo que le causó un infarto.
El experticio del cadáver o autopsia arrojó que fue golpeado en la cabeza fracturándole el cráneo, el brazo derecho le fue roto en cuatro partes y le fracturaron la pierna izquierda.
También intentaron cortarle el brazo, lo que le provocó la perdida casi total de la sangre. Entonces tras tanto sadismo le provocaron un infarto.
Al ver sus verdugos que había muerto entonces le ametrallaron para simular que la muerte había sido por los disparos y despistar las torturas.
El estudio determinó que le dispararon con fusiles calibre 5.56mm y pistolas 9mm, impactándolo en 12 partes del cuerpo.
Entonces hicieron que los exmilitares colombianos contratados por el gobierno, fueran a la escena del crimen, para endilgarle su muerte.
Pero llegaron tan lejos que persiguieron a estos y los acribillaron para evitar posibles confesiones.
Asimismo como supuestamente todo o parte ocurrió con la presencia de su esposa, la primera dama, Martine Moise, intentaron eliminarla de varios disparos para también borrar su confesión.
El sospechoso exprimer ministro Claude Joseph, quien se autoproclamó presidente ipso facto habiendo sido cancelado por la víctima, calificó el ataque como un acto «inhumano, bárbaro y atroz». Y no se equivocó. O sabía de antemano?.
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