Por José Luis de la Calva
(elmundo.es).- El hombre más rico de china, el empresario Wang Jianlin, vio como se evaporaban literalmente 3.600 millones de dólares (3.116 millones de euros) en medio del desplome generalizado que sufrieron las bolsas de su país, según informó ayer la agencia Bloomberg.
Hace algunos días, Jianlin consiguió ser nominado como el magnate chino más rico de este país al amasar una fortuna de 42.600 millones de dólares superando al financiero Li Ka-shing de Hong Kong.
Sin embargo, en el apodado ‘lunes negro’ las acciones de su conglomerado de la construcción perdieron un 17% en la bolsa de Hong Kong, mientras que la valoración de su emporio cinematográfico -que cotiza en el mercado de Shenzen- retrocedía un 10%.
La fortuna del propietario del edificio España y accionista del Atlético de Madrid fue la que más se resintió de todos los ultra ricos incluidos en la clasificación de multimillonarios de todo el orbe establecida por Bloomberg, donde personajes como Bill Gates o el español Amancio Ortega perdían también cantidades difíciles de asumir -3.200 millones de dólares en el primer caso y 1.500 en el segundo– dentro de una sangría financiera que supuso una pérdida global de 124.000 millones de dólares para los 400 individuos más ricos del mundo.
El quebranto económico fue especialmente significativo para los empresarios adinerados de Asia y en concreto para los chinos. Estos últimos acumularon un menoscabo de 14.000 millones de dólares en conjunto. El citado Li Ka-Shing, por ejemplo, perdió 1.500 millones.
Otros nombres tan representativos de lo que se considera la nueva China, como la firma Alibaba, también vieron desplomarse su valor en bolsa y sus acciones se cotizan ya por debajo del precio que adquirieron al salir al mercado en septiembre del 2014.
Como apuntaban los analistas, la principal baza de este último gigante liderado por Jack Ma Yun -su acceso al vasto mercado chino- se ha convertido ahora en su mayor punto débil.
Recompra de sus acciones
Alibaba ya había anunciado el pasado día 12 un desembolso de 4.000 millones de euros destinado a la recompra de sus propias acciones, castigadas desde julio por el declive bursátil chino.
El propio jefe ejecutivo de la firma, Daniel Zhang, se vio obligado a pedir a sus empleados este martes que ignoren lo que acontece en los mercados, después de que la compañía haya visto volatilizarse cerca de 128.000 millones de dólares desde que su cotización alcanzó su cota máxima en noviembre pasado.
«No es la primera vez que cae el mercado. Tampoco será la última. Espero que todo el mundo centre su atención en los clientes y no en los mercados», escribió Zhang en un e-mail dirigido a sus 35.000 empleados.
Sin embargo, las posibles ramificaciones sociales del actual trance financiero no se centran en la reacción de los 1.577 personajes incluidos en la lista de multimillonarios Hurun -una alternativa local a clasificación establecida por ‘Forbes’- sino el resto de los cerca de 90 millones de chinos que han decidido invertir sus ahorros en bolsa, azuzados a veces por medios tan emblemáticos como el ‘Diario del Pueblo’, el principal matutino del Partido Comunista.
Ayer, ese mismo periódico no dedicaba ni una línea en su portada impresa a la debacle bursátil.
Silencio en los medios
La inmensa mayoría de medios locales otorgaron una preeminencia secundaria al revolcón bursátil, intentando eclipsar esa noticia con un aluvión de informaciones referidas al próximo desfile militar que celebrará Pekín para recordar el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.
Al mismo tiempo medios como Xinhua, la agencia oficial, o el citado Diario del Pueblo recogían artículos ensalzando la «resistencia y el fuerte potencial que tiene la economía china para mantener un desarrollo estable y saludable», como escribía la citada Xinhua.
Tan sólo el Global Times, otro diario afín al PCC, parecía asumir lo que está acaeciendo y en su editorial solicitaba «moral» en unos instantes en los que admitía que «el pesimismo agita los mercados».
Según China Digital Times, una página web establecida en EE.UU. y enfocada a revelar datos sobre el funcionamiento de la censura en los medios chinos, estos ya recibieron la instrucción general en junio pasado de no «exagerar el pánico o la tristeza» que pueda provocar este sobresalto financiero, y no usar en ningún caso términos como «colapso» bursátil o similares.