Por Juan Tomás Valenzuela
Los bonos del presidente
amanecieron muy altos,
después de ponerle un ¡alto!
a sus más fieles gerentes.
Luis, está moviendo gente,
como bien yo había advertido,
pues más que fiel al partido,
él es fiel a su nación,
y no baraja ocasión
pá deshollinar el nido.
Llegó el remeneo de mata
a todos los ministerios,
con el más pulcro criterio
del dueño de la fragata.
Quien se aumente una chilata,
de una vez es cesanteado,
y el que no haya obtemperado
al llamado de cordura,
Luis, le montará la pura,
quitándolo de su lado.
Con el plan de reelegirse,
Luis está que no cree en nadie,
y por más brillo que irradie,
quien falle tendrá que irse.
El que intentare lucirse,
queriendo dar de que hablar,
no creo que vaya a cobrar
su sueldo del mes de agosto,
y podría pagar el costo
que esta vez paga Fulcar.
Yo no sé hasta dónde es justo
que a los de mayor confianza,
no se les de la esperanza
de enmendar cualquier disgusto.
Después de pasar el susto
de los decretos de ayer,
nadie más se quiere ver
en la boca de esta gente,
y eso podría ser aliciente,
pá que se meta Leonel.
Está bien que el presidente
ponga a su gente en cintura,
pero hacerlo con cordura,
bien podría enfriarle el ambiente.
Si bota a la misma gente
que lo llevó a donde está,
tal vez de aquí a navidá,
el ladrón de la Fupú,
podría formarle un rebú
y lo saquen a patá.
Juan de los Palotes
5 agosto 2022