Por Juan Tomás Valenzuela
Los incautos, por millares,
fuen con Ezequiel Molina,
a plantarse en una esquina
y rendirse a sus altares.
Levantaban celulares
lanzando consigna a Cristo,
quien los ha dejado en visto
desde tiempos memoriales,
ignorándole sus males,
sus problemas e imprevistos.
Volvió a la carga Ezequiel,
quizás detrás de una ofrenda,
a la que ni los de Hacienda
han podido interceder.
Hasta el mismo Lucifer
se estuvo dando en el pecho,
cuando Ezequiel, dió por hecho
que el arresto ciudadano,
no era solución, de plano,
para el dolo y el cohecho.
Según este hombre de Dios,
(y lo cito textualmente)
Dar pá bajo al delincuente
no es, de hecho, un acto atroz.
Pero que sea el portavoz
de Jesucristo en la tierra,
quien santifique la guerra
de Chú y Then contra el delito,
es algo que no está escrito,
y que a todos nos aterra.
Aunque yo creo en Jesús
y en su padre omnipotente,
nunca creeré en esta gente
que hacen todo este rebú.
Ezequiel, es un pechú,
si cree que engañando incautos,
va a reivindicar sus actos
en contra de unos creyentes,
que de ser inteligentes
lo quemaría ipso facto.
Juan de los Palotes
2 enero 2023